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Mostrando entradas de febrero, 2013

Mantenerse fieles al Señor

Normalmente comentamos el Evangelio de la Misa, pero hoy la segunda lectura nos ofrece un llamado de atención, perfectamente válido para hoy. Te recomendaría que lo leyeras varias veces y lo meditaras despacio. Te doy tres puntos para tu reflexión: 1) Debemos ser conscientes de que somos un ejemplo para los demás: “ Sean todos ustedes imitadores míos ”, dice San Pablo. Él es consciente de que muchos se fijan en lo que hace. Igual nosotros. 2) Discernimiento: “ observen la conducta de aquellos que siguen el ejemplo que les he dado a ustedes ”. Todos, pero especialmente los más jóvenes, deben atender a los ejemplos de las personas que se esfuerzan por vivir bien, por cumplir la Voluntad de Dios. Cada quien, con las luces del Espíritu Santo, aprende a seguir a Dios en las circunstancias concretas de la vida y eso nos sirve de guía. Pero no sólo eso: “ hay muchos que viven como enemigos de la cruz de Cristo. Esos tales acabarán en la perdición, porque su dios es el vien

La fidelidad a Cristo Jesús

La actitud más cómoda para cualquiera es no dejarse llevar por la opinión de los que se denominan a sí mismos “la mayoría”. También es la más errónea, porque es esconderse detrás de la irresponsabilidad. Hay un refrán que reza: “¿Dónde va Vicente? ¡Donde va la gente!”. A la hora de exigir la responsabilidad de las acciones la solución más fácil es decir: “todo el mundo lo hacía”. En la Iglesia, comunidad de los discípulos de Cristo, hay una tendencia que grita que la Iglesia debe cambiar: debe dejar que los curas se casen, aceptar el divorcio, reducir los mandamientos a dos, no “obligar” a la gente a que vaya a Misa, se confiese, etc. ¡Y vaya que son gritones! Pero, estos cristianos malos olvidan que la Iglesia debe fidelidad no a la opinión de unos cuántos, sino a la Voluntad de Cristo Jesús, Nuestro Salvador. El discípulo de Cristo debe tener la misma actitud del profeta que escuchamos en la primera lectura: « Escuché entonces la voz del Señor que decía: “¿A quién envi

Aunque no te escuchen, ¡habla!

Desde el momento en que fuimos bautizados, fuimos hechos uno con Cristo “Sacerdote, Profeta y Rey”. Somos discípulos de Cristo, somos también profetas. En la primera lectura de la Misa de hoy escuchamos el mensaje de Dios a Jeremías en donde le hace saber que lo ha elegido como profeta. Ya hemos reflexionado en otras ocasiones que la misión del profeta no es predecir el futuro, sino llevar un mensaje de parte de Dios. Dios conmina al profeta a llenarse de ánimo y a llevar en mensaje. Ciertamente, Dios no le oculta que no le será fácil, pero no ha de tener miedo por eso: “Te harán la guerra, pero no podrán contigo, porque yo estoy a tu lado para salvarte ”. En el Evangelio escuchamos cómo el Señor dice a sus paisanos que Él sabe que, aunque reconozcan que es un profeta, no le van a escuchar. Dicho de otro modo, les hizo saber que tenían el corazón endurecido y no podían recibir el mensaje de parte de Dios. Eso hizo llenar de ira a los que le escuchaban. No obstante no q