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Mostrando entradas de septiembre, 2011

La parábola de los dos hijos

El pasaje del Evangelio de este domingo tiene una profundidad particular. Es conocido como la parábola de los dos hijos. En primer plano, la parábola va dirigida a los Sacerdotes y a los ancianos del pueblo. Ellos presumían de no tener pecado y esa soberbia cerraba el corazón a cualquier invitación a la conversión, por ejemplo, la que hizo Juan el Bautista. En cambio, otros personajes de Israel sí atendieron el llamado de Juan. En un plano más profundo, hay una sicología muy particular. Sin desvirtuar la Palabra del Señor, toma en consideración estos detalles: 1) Son dos hijos. Uno dijo “no” pero terminó obedeciendo y el otro dijo “sí” pero no obedeció. La pregunta de Jesús es quién cumplió verdaderamente la voluntad del papá. 2) La imagen del hijo obediente, el Señor la atribuye a los sacerdotes y ancianos. Les reprocha el que habiendo oído el mensaje de Juan, no aceptaron la invitación a cambiar de vida. 3) ¿Cuál es la razón por la cual no aceptaron la invitación a la co

La envidia, cosa mala...

El Evangelio de la Misa de hoy tiene como mensaje principal la generosidad de Dios, que va más allá de la propia justicia. No obstante, esta parábola tiene muchos detalles sobre los cuales podríamos hacer una reflexión. Cuando los trabajadores reclaman al patrón el por qué los que habían trabajado menos habían recibido lo mismo que ellos, el patrón les responde: ‘ Amigo, yo no te hago ninguna injusticia. ¿Acaso no quedamos en que te pagaría un denario? Toma, pues, lo tuyo y vete. Yo quiero darle al que llegó al último lo mismo que a ti. ¿Qué no puedo hacer con lo mío lo que yo quiero? ¿O vas a tenerme rencor porque yo soy bueno?’ .   Una de las cosas que ve el patrón en sus trabajadores es la envidia. Y sobre este punto quisiera dejarte algunas consideraciones. La envidia es la tristeza, pesar y resentimiento por la felicidad, la prosperidad y el bien del prójimo. No olvidemos que la envidia es uno de los pecados capitales, es decir, que es fuente y origen de otros pecados. De

María conservaba todas estas cosas meditándolas en su corazón

Este año, el Buen Dios nos ha regalado que en el día dedicado al descanso y nuestra santificación, celebremos también a la Madre del cielo: Nuestra Señora de Coromoto, patrona de Venezuela. Todas las lecturas de la Santa Misa son preciosas, pero quiero detener tu atención sobre el final del Evangelio: María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón . La presencia de María en la vida de la Iglesia y de los cristianos no es algo meramente accesorio. Ella ha jugado un papel de insustituible importancia en el plan de Dios al ser el medio por el que el Salvador unió su vida a nuestra historia, al acompañar a Cristo en su vida y estar presente en el inicio de la vida de la Iglesia. Sin embargo, la grandeza de esta mujer se debió a su fidelidad: “¿Quién es mi madre...? Quien hace la voluntad de mi Padre que está en cielo. Ésa es mi madre ” (Mt 12, 48-49). Hoy, “meditar” tiende a confundirse con otras actividades un poco extrañas, traídas sobretodo de cultura

Si no hacemos nada, no nos quejemos

Las lecturas de hoy son una campanada a nuestra vida cotidiana. Por eso, léelas y medítalas despacio. Hace muchos años, un presidente de los Estados Unidos llamado John Kennedy, cuando tomó posesión de su cargo, lanzó un grito que se convirtió en una especie de proyecto sobre ese país: “No preguntes que puede hacer América por ti, pregúntate que puedes hacer tú por América”. En ese momento, ese país estaba pasando por una crisis de valores seria, y la concepción generalizada es que “los demás” tenían que hacer algo, pero nadie se planteaba que “cada quien” debía poner su grano de arena. Una situación similar ocurre hoy en Venezuela. Todo el mundo se queja de que ya no hay valores, que se ha perdido el respeto por las cosas nobles y sagradas, todo es una trampa y un “guiso”, etc. Bien, pero, la culpa es solo nuestra, de nadie más. Fíjate un poco: