La fe y la vida
Desde hace muchos años, la Iglesia viene alertando sobre un peligro que se cierne sobre Ella. Ese peligro lo llaman “divorcio entre la fe y la vida”. Este peligro tiene una doble manifestación. La primera manifestación de este divorcio es el no cumplir la Voluntad de Dios con el pretexto de que cada quien puede interpretarlo a “su manera”. Esto es muy grave, porque bien sabemos que la fe, si no se vive, es muerta, y si no se lleva a la práctica es engañarse, porque a Dios no se le puede engañar. Este llamado de atención lo hace la pluma incisiva de Santiago: “ Acepten dócilmente la palabra que ha sido sembrada en ustedes y es capaz de salvarlos. Pongan en práctica esa palabra y no se limiten a escucharla, engañándose a ustedes mismos ” (Stgo 1, 22). El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que este divorcio es causa de que muchos no crean en el mensaje de Cristo. La segunda manifestación de este divorcio es la introducción y sustitución de la verdadera fe por otras práctica