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Mostrando entradas de enero, 2021

Jesus es profeta y nosotros también

En la época en el que el Señor peregrinaba por las tierras de Palestina, existía la certeza de que el Señor enviaría un personaje a quien le dieron el título de El Profeta. Ese personaje lo escuchamos en la primera lectura (Dt 18,15-20). Moisés anuncia que Yahweh hará surgir un profeta que guiará al Pueblo tal como lo hizo él. Cuando aparece Juan el Bautista aparece en Israel, una de las preguntas que le hacen los sacerdotes y levitas es: ¿Eres tú el profeta que esperamos? (Jn 1, 21). En el Evangelio (Mc 1,21-28) escuchamos como el pueblo reconocía a Jesús como una persona que habla con autoridad, no como los fariseos (que se limitaban, en muchos casos, a repetir algunas doctrinas de maestros). El Señor Jesús hablaba con unción. El Señor es el Profeta. El profeta es quien lleva un mensaje de parte de Dios. Así que el profeta ha de ser fiel a lo que Dios dice. De ahí la seria advertencia de Dios: Y el profeta que tenga la arrogancia de decir en mi nombre lo que yo no le haya mandado, o

La vocación principal

La semana pasada el Santo Padre, reflexionado sobre el evangelio, decía que “ Dios llama a la vida, llama a la fe, y llama a un estado de vida particular ”. Es lo que suele llamarse la vocación universal (la llamada que Dios hace a los hombres), que nos llama a la conversión y al cambio de vida, a alejarnos del mal. También existe la vocación particular , que básicamente es un seguimiento a Cristo en un modo de vida o una misión específica (a la que Dios llama a cada uno: sacerdote, religiosa, matrimonio, catequista, etc.) Hoy reflexionaremos sobre la vocación principal: a rectificar siempre lo malo que hemos hecho y así poder seguir mejor a Jesucristo. En la primera lectura de la Misa escuchamos el mensaje que Jonás anuncia de parte de Dios a la ciudad de Nínive: será destruida. Eso movió al rey y a los habitantes de esa ciudad a hacer penitencia. En el Evangelio escuchamos cómo el Señor comienza a predicar anunciando la presencia del Reino de Dios e invitando al arrepentimiento y al

La disposición es todo

  Las lecturas de nuestra Santa Misa son de una belleza singular y toda reflexión que se haga sobre ellas será buena y provechosa. Hoy te dejaré una muy sencilla. El secreto está en la disponibilidad después del anuncio. Me explico. En la primera lectura, Samuel tiene una experiencia particular que Elí no acierta a discernir al inicio. Luego le hace saber a Samuel que es el Señor y le dice que se muestre dispuesto: “ Ve a acostarte y si te llama alguien responde: ‘Habla, Señor; tu siervo te escucha’ ” (1Sam 3, 11). En el evangelio escuchamos como Juan el Bautista les anuncia a sus propios discípulos a Jesús: “ Este es el Cordero de Dios ” (Jn 1, 36). Juan y Andrés se manifiestan dispuestos a conocer mejor a Jesús y tener una experiencia con Él: “¿Dónde vives, Rabí? ” (Rabí significa “maestro”). Él les dijo: “ Vengan a ver ” (Jn 1, 38 – 39). Hay dos momentos en estos pasajes. El primero de ellos es el anuncio. Elí le dice a Samuel que es el Señor. Juan Bautista dice a los discípul

El centro sigue siendo Jesucristo

Hoy nos unimos a toda la Iglesia en la fiesta del Bautismo del Señor, relato que escuchamos en el Evangelio (Mc 1, 7-11). Quiero compartir contigo dos ideas. Jesucristo se hizo uno de nosotros en todo . El Señor en su vida terrena no quiso distinciones especiales. Se hizo uno semejante a nosotros menos en el pecado. Una de las tantas cosas que el Señor recriminaba a los fariseos es el hecho de que hacían las cosas solamente para que los viera la gente y así recibir el aplauso de ellos. No les importaba el testimonio: se buscaban ellos mismos. El Señor desde los inicios de su vida pública dio muestras de que no quería ser muy diferente a los hombres normales como tú o como yo. Se acercó al Jordán como cualquier otro, sin tener necesidad de ello. Esa es la imagen que dibuja el profeta en la primera lectura de hoy (Is 42, 1-4. 6-7) ¡Jesús es uno de nosotros! El relato del Evangelio hay un mensaje importante de Juan el Bautista: “ Ya viene detrás de mí uno que es más poderoso que yo, u

Los Magos y su compromiso con la Verdad

La Iglesia celebra este domingo la decisión libre del Señor de darse a conocer –manifestarse– a todos los pueblos. Y eso significa epifanía : manifestación. Son muchas las reflexiones que podríamos hacer hoy, partiendo de las lecturas de la Misa. Hoy te dejaré dos, tomadas de evangelio de hoy (Mt 2, 1-12) : Los Magos no eran judíos ni creyentes en el Dios verdadero. Sin embargo, tenían el mérito de buscar con sinceridad la verdad sea cual fuere . Y se encontraron con la verdad: Cristo Jesús. En la ciencia que Dios les concedió conocer, llegaron a la convicción cierta de que el Niño que había nacido era Dios, hombre y rey verdaderos. Y comprometieron su vida: salieron de sus hogares a buscarlo y llevarle unos obsequios de reconocimiento. De ellos debemos aprender el compromiso con la verdad –Cristo Jesús– empeñando en ello nuestra propia vida. Herodes conoció la verdad (sus sabios se lo dijeron) pero no se comprometió con ella ; prefirió el mal antes que a Cristo Jesús. Muchos podrían s

Et verbum caro factum est (Jn 1, 14)

Las lecturas de este domingo nos invitan a considerar el misterio de la Encarnación de nuestro Señor Jesucristo. De hecho, la afirmación que da sentido a todas las lecturas de hoy es esta: el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros (Jn 1, 14) Si nos pusiésemos a buscar razones que pudieran explicarla decisión de Dios de renunciar a la gloria divina para hacerse hombre, fundamentalmente encontraríamos dos: la primera, Dios se volvió loco. La segunda, Dios ama a los hombres hasta el extremo. Ambas razones son plausibles. La locura de Dios no hay que entenderla como una especie de enfermedad mental, sino más bien como una decisión que no podemos explicar dentro de la lógica de los hombres. De hecho, no resulta normal y comprensible que una persona con bienes de fortuna y comodidad, en un momento dado, se aparte de todo eso para vivir una vida excesivamente sobria e incómoda. Por eso, no resulta ofensivo referirse a la decisión de Dios como “locura”. De igual manera, podemos dec