El Espíritu Santo nos enseña y nos guía
Es inevitable que surjan diferencias entre los hombres. Y es inevitable porque todos somos distintos, tenemos biografías distintas, porque tenemos emociones diversas e intereses divergentes. No deberíamos convertir las diferencias en una razón para dividirnos o para imponerlas a la fuerza. Al contrario, las diferencias deben ser el punto de partida para reconocer que no somos iguales, y a partir de esa diversidad encontrar la verdad que no solo nos une, sino la verdad que puede y debe transformar nuestra vida. Jesús es la verdad (Jn 14,6). Su vida, sus palabras –su mensaje– son guía segura para nuestra vida. Es cierto que ante la Palabra del Señor existen diversas actitudes: desde el rechazo, la ignorancia, pasando por aceptar lo que me es cómodo hasta llegar a la aceptación completa. ¿Cómo evitar no caer en el error o en la mentira? La respuesta es sencilla: dejarnos guiar por el Espíritu Santo. Ya escuchamos, en el evangelio de la Misa, lo que nos dice Jesús: “ Os