La ceguera del corazón
Sin duda, sabemos que la ceguera es la incapacidad o imposibilidad para ver, es decir, de percibir figuras y los colores. En la Sagrada Escritura, en diversas ocasiones, se refiere a la ceguera del corazón entendida ésta como la actitud de la persona que, llevada por sus convicciones, prejuicios, soberbia u orgullo, es incapaz de percibir la realidad. En la primera lectura de la Misa de hoy (1Sam 16, 1.6-7) escuchamos una máxima válida para todos los tiempos: “Yo no juzgo como juzga el hombre. El hombre se fija en las apariencias, pero el Señor se fija en los corazones”. También Santiago hace una llamada de atención en este particular (Sant 2, 1-4). Cada quien debe evitar juzgar por las apariencias y etiquetar a las personas, porque eso es actuar según criterios humanos y no según lo que el Señor nos enseña. En el Evangelio de hoy, la actitud de los fariseos es la muestra perfecta de que una cosa es la ceguera física y otra la espiritual. El ciego de la piscina de Siloé es