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Mostrando entradas de marzo, 2014

La ceguera del corazón

Sin duda, sabemos que la ceguera es la incapacidad o imposibilidad para ver, es decir, de percibir figuras y los colores. En la Sagrada Escritura, en diversas ocasiones, se refiere a la ceguera del corazón entendida ésta como la actitud de la persona que, llevada por sus convicciones, prejuicios, soberbia u orgullo, es incapaz de percibir la realidad. En la primera lectura de la Misa de hoy (1Sam 16, 1.6-7) escuchamos una máxima válida para todos los tiempos: “Yo no juzgo como juzga el hombre. El hombre se fija en las apariencias, pero el Señor se fija en los corazones”. También Santiago hace una llamada de atención en este particular (Sant 2, 1-4). Cada quien debe evitar juzgar por las apariencias y etiquetar a las personas, porque eso es actuar según criterios humanos y no según lo que el Señor nos enseña. En el Evangelio de hoy, la actitud de los fariseos es la muestra perfecta de que una cosa es la ceguera física y otra la espiritual. El ciego de la piscina de Siloé es

Despojarnos de nuestros prejuicios

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A Jesús le importan todas las almas. La de cada uno. Y Él siempre está dispuesto a tener un encuentro con todos, con cada uno. Normalmente, el primer gran obstáculo para tener un encuentro liberador y sanador con Jesús, es cada uno. Y no es extraño que sea así. Llevados por un extraño ideal de perfeccionismo, los seres humanos nos convertimos en críticos implacables de los demás y jueces misericordiosos con uno mismo. Rechazamos admitir nuestros defectos y buscamos cualquier tipo de excusas para justificarlos. En ese ejercicio de buscar excusas, vamos elaborando nuestros propios prejuicios. Un prejuicio es la opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal. Muchos de los que no quieren acercarse a Jesús lo hacen por prejuicios. Como la Samaritana: 1) Tú eres judío y yo soy samaritana. 2) No tienes con qué sacar agua y el pozo es profundo. 3) Nosotros adoramos a Dios en este monte y ustedes dicen que es en Jerusalén. 4) Cuando ven