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Mostrando entradas de enero, 2011

No son solo palabras bonitas

Dice el Catecismo de la Iglesia Católica: “El Decálogo, el Sermón de la Montaña y la catequesis apostólica nos describen los caminos que conducen al Reino de los Cielos. Por ellos avanzamos paso a paso mediante los actos de cada día, sostenidos por la gracia del Espíritu Santo. Fecundados por la Palabra de Cristo, damos lentamente frutos en la Iglesia para la gloria de Dios” (n° 1724). Las Bienaventuranzas, que son una parte de lo que se conoce como el “Sermón de la Montaña” son un proyecto de vida y no una colección de frases bonitas que los políticos dicen de cuando en cuando en un discurso para rellenar y decir que lo están haciendo de maravilla. Hagamos una reflexión rápida de cada una de las bienaventuranzas.

El Señor es la defensa de mi vida

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En nuestra celebración de hoy escuchamos el Salmo 27 (26). Es la oración de un hombre de fe: el justo, teniendo a Dios de su lado, no teme. Todos –sin excepción– hemos sentido como el mal se abate contra nosotros. Tanto que puede que nos invada el pesimismo. Sin embargo, para el cristiano, persona de fe, no debe ser así.

"He anunciado tu justicia"

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Ya el domingo pasado reflexionábamos sobre nuestro bautismo. Decíamos que nuestro bautismo marcaba también el inicio de nuestra vida pública. Esto era la consecuencia lógica de nuestra renuncia al pecado y de la vida de la Santísima Trinidad en nuestra alma. Todo cristiano –todo bautizado– debe dar testimonio de su fe en Cristo Jesús. Las lecturas de este domingo, cargadas de una belleza y riqueza particular, nos invitan a que no dejemos de lado este elemento fundamental de nuestra vida cristiana.

El Bautismo del Señor

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La solemnidad del Bautismo del Señor nos recuerda varias cosas: