Tus palabras, Señor, son espíritu y vida
Este domingo, por disposición del Santo Padre, está dedicado a la Palabra de Dios. Hoy las lecturas de la Santa Misa nos invitan a tener presente este elemento esencial de la salvación. Para mal, en la Iglesia se ha ido introduciendo un poco aprecio a la Palabra de Dios escrita. El demonio ha sido muy hábil para poner en la mente de muchos cristianos católicos que leer y meditar la Biblia no es propio de nuestra fe sino de otras comunidades religiosas. Y eso ha conllevado a que quienes leen y meditan la Palabra sean objeto de burlas. La Iglesia siempre ha tenido el máximo respeto y veneración a la Sagrada Escritura. Es un ejemplo muy edificante el que escuchamos en la primera lectura de nuestra Misa (Neh 8, 2-4a. 5-6. 8-10): de vuelta del exilio, al reconstruir el Templo, encuentran los rollos de la Ley. Las autoridades disponen que se lea públicamente al pueblo. Y el pueblo, que tenía tiempo sin escuchar las palabras de la Sagrada Escritura, se emocionó y con un profundo re...