Una máxima para todos los tiempos
En la primera lectura de nuestra Santa Misa de hoy, escuchamos un episodio de la Iglesia naciente. Pedro y Juan fueron arrestados varias veces por el Sanedrín porque el Evangelio, anunciado con poder, iba extendiéndose entre los fieles de Jerusalén y Judea. Y es este el escenario donde nos encontramos. El Sanedrín, el consejo superior de Israel, había prohibido a los apóstoles predicar en el nombre de Cristo. No solo le habían hecho advertencias de palabra, sino como mencioné antes, también con hechos: les habrían apresado. Los apóstoles habían mostrado una gallardía, hoy poco común. Supieron defender su fe y declararon una máxima válida para todos los tiempos: “ Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres ” (Hech 5,29). La sociedad actual es bastante cruel. Ha sido permisiva en lo que refiere a los valores y hoy hay una suerte de anarquía en la sociedad. Muchísimas personas buscan reconocimiento y aceptación. El mecanismo que ofrece la sociedad es plegarse a la moda y a las ideo