Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2021

La Transfiguración y la confianza en Jesucristo

 El segundo domingo de cuaresma es conocido como el domingo de la transfiguración: el Evangelio de este día (Mc 9,2-10) siempre hace referencia a este episodio de la vida del Señor. Jesús sube a un monte alto a orar en compañía de Pedro, Santiago y Juan. Allí, la apariencia del Señor cambia y se aparecen dos personajes emblemáticos de la historia de Israel: Moisés, quien dejó a los israelitas la Ley de parte de Dios, y Elías que es el ideal de los profetas. Los Apóstoles, ante este fenómeno único, se sienten muy bien, tanto que quieren quedarse allí. En medio de aquel momento único, la voz del Padre se deja oír: “ Este es mi Hijo amado; escúchenlo ”. Jesús deja ver su gloria a los Apóstoles, y les pide que eso que han visto, no lo digan a nadie hasta después de la Resurrección. El Evangelista deja constancia de que no tenían idea de lo que significaba ese mandato de Jesús. Sin duda, salta a la vista la alegoría de que para poder llegar a la gloria (a la felicidad eterna que Dios nos

Nuestro bautismo y la cuaresma

 Las lecturas de nuestra Santa Misa de hoy nos invitan a hacer una reflexión profunda sobre nuestra vida de creyentes y este tiempo litúrgico especial. En la primera lectura escuchamos el relato de la primera alianza que hizo el Señor después del diluvio: el arcoíris (Gn 9, 8-15). San Pedro (1Pe 3,18-22) nos recuerda que el diluvio es una imagen de nuestro bautismo, que nos purifica y marca un inicio —una nueva vida— por el que tenemos el firme propósito de caminar con una conciencia limpia ante Dios. Para lograr ese propósito, se requiere un esfuerzo de nuestra parte. No es un secreto que estamos rodeados de estímulos negativos: modelos tóxicos, superficiales, narcisistas, egoístas. Ponen el centro de los valores la apariencia externa, la fama, los instintos. Para no seguir haciendo más descripciones: estamos expuestos constantemente a tentaciones para apartar nuestro corazón de Cristo Jesús. Eso exige de parte de cada creyente un esfuerzo particular. Para ello, hay que ejercitar el a

Volver a lo original...

  Iniciamos hoy el tiempo de cuaresma, tiempo de conversión y penitencia. El gesto que marca el inicio de este tiempo es la imposición de la ceniza sobre nuestras cabezas. Ceniza que nos recuerda no solo nuestros orígenes bíblicos, sino también lo pasajero y lo caduco de nuestra vida. Las lecturas de hoy nos invitan a la práctica de la oración, el ayuno y la limosna como una ayuda para que podamos volver a lo original del cristianismo: todo lo que hacemos vaya con la unción del corazón. En la primera lectura de la Santa Misa (Joel 2,12-18) el profeta invita al cambio de vida, pero que no sea solo externo (de cara a la gente, a la galería) sino de todo corazón . En el salmo (50), nos unimos al rey David en la súplica: “ Oh, Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme ”. En el Evangelio (Mt 6,1-6.16-18) Nuestro Señor Jesucristo nos invita a purificar las intensiones en todo lo que hacemos. Todo debe salir del corazón por la razón correcta: porque Dios lo mer

La lepra es sinónimo del pecado

Las lecturas de la Santa Misa de hoy nos presentan la imagen de la lepra. En el Antiguo Testamento cualquier eczema en la piel era considerada lepra. Si el sacerdote, después de examinar las erupciones cutáneas, determina que es lepra, el israelita debía apartarse de la comunidad hasta que se viera libre. Entonces, debía volver al sacerdote que lo declaraba libre. El israelita sanado debía ofrecer un sacrificio en el templo. El leproso tenía una vida dura: debía vestir diferente y anunciar a todos que era leproso para que no se acercaran a él. Así se evitaban los contagios. El leproso se separaba del pueblo de Israel. Por eso, todos los autores espirituales han visto en la imagen de la lepra una referencia al pecado. Efectivamente, el pecado implica no solo apartarse de Dios, sino también perder los vínculos espirituales con los demás miembros del Pueblo de Dios. Y como escuchamos en el evangelio de nuestra Misa (Mc 1, 40 – 45), el remedio a la lepra (al pecado) es Cristo Jesús.

No estamos solos en la adversidad

Estos últimos meses el mundo ha tenido una experiencia cercana de lo que significa la adversidad. En algunos lugares como en Venezuela, lo están viviendo desde hacer muchos años. No cabe duda de que la experiencia del mal físico es una cosa que no tiene fácil explicación desde el punto de vista humano. Una persona que enferma o que está recién operado tiene una vivencia cercana de lo que significa ser vulnerable, y, en esa condición, siempre surge la pregunta: ¿Por qué esto? ¿Por qué a mí? En la primera lectura, escuchamos un pasaje del libro de Job (7, 1-4.6-7) cuya historia ha causado el asombro por la paciencia y la confianza en Dios en medio de una serie de eventos que habrían abatido el ánimo de cualquiera. El secreto de Job estaba en la confianza en Dios y que, aunque en el momento no encontrara ninguna explicación que diera un sentido a toda esa situación, sabe que la vida es pasajera y está las manos de Dios. La cercanía y la familiaridad con el Señor tiene como resultado la sa