El Señor es mi pastor, nada me falta (Sal 23, 1)
Esta frase es el inicio de uno de los salmos más conocidos en el cristianismo; y también lo hemos escuchado en el salmo responsorial de nuestra Santa Misa de hoy. Hoy es la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, quien es el titular de nuestra parroquia. Y hoy nos hemos reunido para cantar y bendecir el nombre del Señor Jesucristo. Las lecturas de la Santa Misa de hoy nos presentan la figura del pastor, imagen muy familiar en la sociedad agrícola y pecuaria que era el Pueblo de Israel entonces. Junto con la figura del pastor, se presenta igualmente la figura de las ovejas. Nos vamos a detener en una reflexión para comprender mejor estas lecturas. Como hijos de un pueblo nómada, la mayor riqueza que podría tener una familia era el ganado. El que mayor provecho le generaba era el de las ovejas, porque no solo le proporcionaba leche y queso, sino también lana y carne. Aún cuando dejaron de ser un pueblo nómada cuando se establecieron en el territorio de Israel, el tener