Acerquémonos… para recibir la misericordia (Heb 4, 16)
Aun cuando el Evangelio de hoy nos invite a reflexionar sobre el servicio, hay un elemento sobre el cuál el Santo Padre Francisco ha reflexionado muchísimo y nos ha pedido, como miembros de la Iglesia, que lo anunciemos y reflexionemos con frecuencia: el amor y la misericordia de Dios con los hombres, el amor de Cristo para con nosotros. Escuchamos en la segunda lectura de la Misa: No tenemos un Sumo Sacerdote que no sea capaz de compadecerse de nuestros sufrimientos, puesto que Él mismo ha pasado por las mismas pruebas que nosotros, excepto el pecado (Heb 4, 15) Dios, porque nos ama, se ha hecho hombre como nosotros, para hacernos saber que sabe lo que nos causa alegría, lo que nos causa tristeza, lo que nos preocupa y lo que nos anima, lo que nos place y lo que nos duele. ¿Cómo no nos va a entender si es uno de nosotros? Nadie puede decir que Dios –Jesús– no nos comprende. Escuchamos igualmente en la segunda lectura de la Misa: Acerquémonos, por tanto, con plena con