Es fácil andar distraido
Hoy en el Evangelio de la Misa, escuchamos que llegaron algunos discípulos de Juan Bautista a preguntar al Señor Jesús si era el Mesías o tenían que seguir esperando. El Señor le remite a sus acciones: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de la lepra, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Tenían todas las señales enfrente y sin embargo, no lo sabían. En la vida del cristiano ocurre algo similar: tenemos delante todas las señales, pero, no somos conscientes de ellas. Habremos escuchado mil y una vez que Jesús es el Salvador, pero son pocas las personas que hacen suya la salvación de Jesús. Habremos escuchado y leído miles de veces que Jesús es el Señor, Rey de reyes y Señor de los señores, pero no son muchos los que han hecho de Jesús el Señor de sus vidas. Ponen siempre algo por encima: trabajo, política, la fama, el reconocimiento y aceptación de otros. El hecho es que Jesús