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Mostrando entradas de enero, 2023

El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz

Esta frase se repite sea en la primera lectura (Is 8, 23b–9, 3) que en el Evangelio (Mt 4, 12-23) y está referida directamente a la persona de Cristo Jesús. Jesús es luz. Tal como lo decimos en el salmo responsorial: El Señor es mi luz y mi salvación . Uno de los sentidos bíblicos de la luz es la acción de Dios que permite que nos demos cuenta del mal que hacemos y es el inicio de un cambio: alejarnos del mal. Por eso no es de extrañar que el inicio de la predicación de Nuestro Señor sea: Conviértanse . Jesús ilumina nuestra vida de diversos modos. El principal de ellos es Cristo mismo. El Papa Benedicto XVI afirmó sin ningún tipo de ambigüedad que no se comienza a ser cristiano por una decisión ética sino por el encuentro con una persona: Jesús. Ya el conocimiento de la persona de Cristo hoy brinda a todos los criterios suficientes para que podamos dar un significado completo a nuestra vida. Su actitud, pero sobre todo nuestra voluntad de dejar que sea Él que guíe los pasos de nuestra

No nos olvidemos de lo que es más importante

Las lecturas de nuestra Santa Misa de hoy nos invitan a considerar un hecho fundamental en nuestra vida: Jesucristo. En la primera lectura el profeta emite una sentencia de Dios refiriéndose a su siervo. No es suficiente que él sea el restaurador de Israel, sino que ha de ser la luz de todas las naciones (Is 49, 3. 5-6). San Pablo en el inicio de su carta a los corintios recuerda un hecho fundamental: todos han sido santificados en Cristo Jesús (1Co 1, 1-3). En el Evangelio escuchamos la conducta y testimonio de Juan el Bautista: Él es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Jn 1, 29-34). A lo largo de nuestra vida de fe como creyentes en Cristo Jesús podemos distraernos y pensar que lo accesorio es más importante que lo esencial. Es algo muy común que muchas personas que asisten a actividades de tipo religioso presten más atención a cosas externas, a detalles o pequeñas acciones, algunas veces cargadas de mucho sentimiento, y no al encuentro con Cristo Jesús en la Pala

Un Dios que está con nosotros

Hace más de 50 años un filósofo ateo propuso una analogía para explicar que Dios no existe. Se trata de una tetera que da vueltas alrededor de la tierra que alguien puso allí teóricamente. Esa tetera resultaría imperceptible a cualquier telescopio y solo se sabe de su existencia teórica porque un grupo de personas se empeñan en hacer que todo el mundo acepte que esa tetera está allí y da vueltas alrededor de la tierra. Desde el punto de vista estrictamente filosófico el ejemplo de ese filósofo es bastante malo. Tiene una idea bastante equivocada de quién es Dios y eso explicaría lo absurdo del ejemplo que quiere proponer. Es tan malo ese ejemplo que todavía habría que decirle a ese filósofo que una tetera jamás podrá dar un significado completo a la vida ni tampoco podría ser la fuente de la felicidad de millones de personas a lo largo de la historia y del mundo. En el Evangelio de nuestra Santa Misa de hoy (Mt 3, 13-17) escuchamos el gesto de Jesucristo de acercarse a Juan el Baut

Lo que nos enseña el pasaje de la Epifanía: Actitudes ante el Señor.

Hoy nos unimos a toda la Iglesia en la solemnidad de la Epifanía del señor. La Epifanía es el misterio de la vida del Señor en el que se da a conocer a todos los pueblos. Escuchamos en el Evangelio de hoy (Mt 2, 1-12) el relato de cómo unos Magos venidos de Oriente, siguiendo la luz de una estrella, se presentan en Jerusalén preguntando por el rey de los judíos que ha nacido. Orientados hacia Belén encuentran a Jesús y le ofrecen sus presentes: oro incienso y mirra. En el relato evangélico encontramos tres tipos de personajes. El primero es el rey Herodes. El segundo, los sumos sacerdotes y los escribas del pueblo. Finalmente, los Magos venidos de Oriente. Permítanme una reflexión sobre la actitud de estos personajes. Todos ellos nos indican una actitud diferente hacia el Señor, que también podemos identificar en las personas que forman parte de nuestra comunidad. En primer lugar, Herodes, el rey de Israel. Como sabemos perfectamente Herodes conocía la profecía, pero nunca profesó