Sacúdete lo que digan los demás
Todos los seres humanos tenemos un deseo, mayor o menor, de ser perfectos y de aparecer así a los demás. En ese particular, hay algunos que son más perfeccionistas que otros. Hay casi un denominador común: a nadie le gusta que otras personas hablen mal injustamente de sí mismo. Los que han decidido seguir a Cristo Jesús tienen el propósito serio de hacer las cosas bien. Quieren agradar a Jesús con la propia vida y quieren hacer lo mejor posible todo. Se toman en serio el papel de ser ejemplo y testimonio ante todos, creyentes o no, del seguimiento a Cristo. Sin embargo, hay algo para lo cual no está nadie preparado. Es inevitable que otras personas hablen de nosotros. Por múltiples razones. Hay personas que tienen un placer morboso de arruinar la felicidad y la buena fama de otros. Hay personas que destrozan la buena fama de los demás, solo para ellos quedar bien o infundir miedo en la población. Hay personas que el buen ejemplo de otros les resulta un reproche, y pa