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Mostrando entradas de diciembre, 2011

SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS

La Iglesia inaugura el año civil con una celebración muy especial: Santa María, Madre de Dios. Muchas personas no se imaginan el porqué de esta celebración. Más bien pensarían o se interrogarían porqué no comenzar con una alusión al inicio del año civil. Ya en el I Domingo de adviento, la Iglesia da inicio al año litúrgico y en Navidad rememora el gran acontecimiento que transformó la historia de la humanidad: el nacimiento del Dios que se hizo hombre para salvarnos. Meses más tarde, celebrará la Pascua, con la cual se conmemora el evento salvífico del Señor Jesús. Entonces, ¿por qué el 1 de enero de cada año la Iglesia realiza la fiesta de María, la Madre de Dios?

Feliz Navidad

Éste era el saludo normal en esta época. Un saludo cargado de mucho sentido cristiano. Y digo “era” porque poco a poco se ha ido vaciando de sentido para transformarse en un vocablo carente de significado. Un cumpleaños donde nadie regala algo al cumpleañero. Piensan en la fiesta pero no saben por qué hacen la fiesta. Y van más allá de la fiesta: embriagarse, comer, gastar dinero en impresionar a gente que no nos interesa solo por el hecho de decir que se “está estrenando”. Como Marta, la mayoría de la gente se desvive por los detalles: no quieren que los demás hablen de ellos, además sin saber siquiera por qué lo hacen. Como Marta se olvidan de escuchar al Señor que, con mucho, es lo más importante. Un buen número de personas quieren escuchar música a todo volumen (sin importar si a alguien le fastidia o no, les da igual) solo para no escuchar la voz de su propia conciencia que le reclama que se ha peleado por una tontería con Fulano, porque ha ofendido a Mengano y no

Para pensar en estos días...

¿Qué celebramos en Navidad? Si nos dejamos guiar por los criterios del mundo, podríamos decir que se trata de una fiesta medio carnavalesca, que enfatiza el consumismo, la diversión mundana y el materialismo. Nada tan contrario a lo que es verdaderamente el sentido de lo que celebramos en Navidad. Es curioso, cómo una fiesta de auténtico sabor cristiano ha sido trastocada. Es todo lo contrario de lo que el mundo propone. Nosotros celebramos, de verdad, en Navidad la llegada del Dios que se hizo hombre: sin lujos ni comilonas, sin borracheras ni consumismo… Todo lo contrario, pues Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre, nació en Belén, de María, en la más extrema de las pobrezas, que, por otra parte brindó la mayor de las riquezas de la humanidad con la salvación.

Hijo de David

Es triste, pero hoy son pocos los cristianos que conocen verdaderamente quién es Nuestro Señor. En estos días de Misas de Aguinaldo, la Iglesia ha ido presentando los diversos títulos: Hijo de Abraham,   León de Judá, Rey de justicia y de paz, renuevo del tronco de Jesé. Emmanuel. Hoy las lecturas nos proponen el título de Hijo de David.

ALEGRATE LLENA DE GRACIA

El relato de la Anunciación, cuya consecuencia primera e importante es la encarnación del Hijo de Dios, nos presenta la llamada de Dios a María para que se convierta en la Madre del Altísimo. Conocemos la respuesta de María: un sí, sin condiciones, aunque respetuoso y lleno del temor de Dios. María responde a la llamada e invitación de Dios con decisión: HAGASE EN MI SEGÚN TU PALABRA. No es otra cosa sino su plena aceptación al cumplimiento de la voluntad de Dios, que quiere que todos los seres humanos se salven. Un dato importante en ese relato lo constituye el saludo del Ángel.

La acción del Espíritu

En nuestra preparación para la Navidad, Pablo , en su I Carta a los Tesalonicenses , nos invita a tomar en cuenta siempre la acción del Espíritu Santo. No hay que ponerle obstáculos a dicha acción. Aún en medio de las dificultades y problemas, hay que tener un corazón abierto a la acción del Espíritu . El compromiso de actuar así con la ayuda del Espíritu nos impulsa a abstenernos de todo mal. Es lógico, ya que el Espíritu es Dios y no nos va a indicar el camino de la maldad, sino el de la salvación.

Es difícil entrar si no abres la puerta

Es clásica la situación siguiente: alguien toca la puerta; de adentro preguntan: “¿Quién es?” El de afuera se identifica y el de adentro responde: “pasa”. El de afuera intenta entrar y encuentra que la puerta está cerrada. El de afuera avisa al de adentro: “es difícil entrar si la puerta está cerrada”. Algo similar ocurre en este tiempo de Adviento.

Preparando el camino...

Es muy común, en nuestro lenguaje, decir, cuando uno quiere solicitar una entrevista con alguien importante, o que desea conseguir alguna cosa, que se está abriendo puertas o allanando el camino. Con esto, se quiere señalar que hay que hacer un especial esfuerzo para conseguir el objetivo trazado. En el evangelio, se nos recuerda lo que anuncia el profeta, sobre todo refiriéndose a la llegada de Jesús a su pueblo como Mesías. Por eso, se le aplica al Precursor, Juan el Bautista, lo que Isaías dice al respecto: “ Una voz clama: en el desierto, preparen el camino del Señor”.