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Mostrando entradas de septiembre, 2021

Variedad y Discernimiento

 En las lecturas de hoy encontramos dos situaciones muy similares y ambas nos invitan a discernir nuestras opiniones y decisiones.  En la primera lectura (Num 11,25-29) Josué le pide a Moisés que prohíba a Eldad y Medad que profeticen porque no estaban en el mismo lugar con los otros profetas del pueblo de Israel. Moisés invita a Josué a purificar las intenciones: No se va a poner celoso, antes bien, expresa el deseo de “ ojalá que todo el pueblo de Dios fuera profeta y descendiera sobre todos ellos el espíritu del Señor ”. En el Evangelio (Mc 9, 38-43. 45. 47-48), se narra cómo Juan vio a una persona que expulsaba demonios en el nombre de Cristo Jesús. Juan dice a Jesús que prohibieron a esa persona que siguiera haciendo esas liberaciones porque no formaba parte del grupo de los Apóstoles. Jesús le dice a Juan: “ No se lo prohíban, porque no hay ninguno que haga milagros en mi nombre, que luego sea capaz de hablar mal de mí ”. En ambos casos, la respuesta fue un no razonado. Todos est

El mal en el mundo no es obra de Dios

Las lecturas de hoy nos dan la respuesta a una de las interrogantes que los ateos, agnósticos y detractores de Dios se han hecho con el ánimo de cuestionar su omnipotencia o su bondad. Si Dios es bueno y todopoderoso, ¿por qué hay tanto mal en el mundo? Para poner las cosas en su justa medida, el punto de partida es éste: Dios nos hizo libres para que pudiéramos autodeterminarnos a la búsqueda del bien. El que nosotros podamos libremente hacer algo bueno es lo que hace que esa acción sea meritoria. Tiene mérito porque yo he decidido libremente hacer el bien. Evidentemente, los humanos podemos hacer mal uso de nuestra libertad. Erróneamente podemos realizar malas acciones creyendo que hacemos bien. Y es en este escenario donde se halla la distorsión: las malas acciones de cada uno siempre tienen una repercusión social, en mayor o en menor medida. En la primera lectura de nuestra Misa de hoy, escuchamos cómo una serie de personas decide acechar al justo porque les hace ver su mal comport

Y tú, ¿quién dices que soy Yo?

 Ésta es la pregunta con la que el Señor interpeló a sus Apóstoles después de sondear lo que decían los otros. Y allí se hizo adelante Pedro (Mc 8, 27-35). La fe –ya lo hemos repetido hasta la saciedad– no se trata de un simple reconocimiento intelectual, de saber, de tener noticias. La fe es algo más profundo y más comprometedor. Afirmar que se cree en la Divinidad de Jesucristo implica afirmar también que Dios nos ha hablado y su Palabra permanece para siempre. No cabe pues un relativismo en la observancia de sus palabras. Ya desde los inicios de la Iglesia hubo una especie de enfrentamiento entre los que decían que no era necesario hacer tanto cuanto creer en Jesús, y los que decían que la fe en Jesús conlleva asumir una nueva vida, dejando atrás todo lo que nos aleja de Dios. Santiago es consciente de ese enfrentamiento y le pone punto final: “ ¿De qué le sirve a uno decir que tiene fe, si no lo demuestra con obras? ¿Acaso podrá salvarlo esa fe? ” Y llega hasta hacer un reto: “ Tú

Dios nos ha enseñado el camino

 Las lecturas de hoy nos muestran la “debilidad” que tiene el Señor por los hombres que sufren un agobio, físico o espiritual. En el Antiguo Testamento, Dios había establecido por medio de Moisés una serie de normas para que los israelitas no se burlaran de los discapacitados, ni se aprovecharan de las personas vulnerables, llamadas los huérfanos y las viudas. En múltiples pasajes, el Señor hacía saber que quien se aprovechara del pobre y del desvalido tendría que vérselas con Él. Jesús, el Mesías, mostraba su amor hacia los olvidados del pueblo: enfermos, discapacitados, odiados por ser pecadores (7, 31-37). Eso daba cumplimiento a las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento. Santiago, en su carta, invita a no hacer distinciones de ningún tipo, especialmente las que provienen de la posición social (Stgo 2, 1 – 5). Hoy muchas personas, en las redes y otros modos de opinión, han expresado una crítica, además de injusta, absurda. Esa consiste en negar la existencia de Dios o la “util