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Mostrando entradas de mayo, 2021

Cuando nuestra vida adquiere sentido

Una de las grandes inquietudes de la humanidad es la búsqueda de sentido a la propia vida. Eso ha dado lugar a un sin fin de movimientos ideológicos que tratan de ofrecer “algo” para que la vida de muchos no sea vacía. El mayor problema de eso es que no es suficiente. Pertenecer a algún movimiento puede hacer salir del hastío a una persona por un tiempo, pero no de manera indefinida. Entonces comienza a buscar nuevos movimientos, encuentra uno, se harta y recomienza la búsqueda. Ya San Agustín, en sus Confesiones , narraba esa experiencia. Solo la fe en Cristo y su mensaje da un sentido completo a la vida de todo hombre. No en balde se ha dicho que la Santísima Trinidad es el misterio central de nuestra fe. Y lo es. Las lecturas de la Santa Misa de hoy nos enseñan como la Santísima Trinidad nos ayudan a comprender nuestra vida. En la primera lectura (Dt. 4,32-34.39-40) Moisés invita al pueblo a mirar atrás y reconocer todas y cada una de las intervenciones que ha hecho el Señor a lo la

Lo extraordinario de ser diferentes

 Recitaba un dicho que escuché una vez en el extranjero: No importa si llegaste a la meta, importa cómo llegaste a ella. Este dicho daba a entender que, como todos somos diferentes, cada quien puede desarrollar sus potencialidades de manera diversa. Algo similar ocurre en la vida de la Iglesia. Cada uno de nosotros es un ser único e irrepetible para Dios. Cada uno de nosotros ha tenido una educación e historia diversa de los otros, y cada quien ha nacido con unas potencialidades diversas. Cada uno de nosotros puede desarrollarlas de diversas maneras. Si bien, todos hemos recibido los frutos de la salvación hecha por Cristo, el Espíritu Santo nos concede los dones para que podamos dar fruto en buenas obras para el beneficio de la Iglesia. Cada quien responde personalmente. Esto hace que la Iglesia goce de una riqueza particular. Así lo escuchamos en la primera carta a los Corintios: “ Hay diferentes dones, pero el Espíritu es el mismo. Hay diferentes servicios, pero el Señor es el mismo

¿Qué nos enseña la Ascensión del Señor?

Hoy las lecturas de la Santa Misa nos invitan a poner la mirada en lo que es verdaderamente necesario. Y aunque resulte evidente, no siempre se acepta sin dificultad. Hoy, en muchos lugares del mundo celebramos la Ascensión del Señor. Como escuchamos en la primera lectura (Hech 1,1-11) y en el Evangelio de nuestra Misa (Mc 16,15-20), el Señor Jesús, pasados cuarenta días de su resurrección, a los ojos de los Apóstoles, sube al cielo. El gesto que acabamos de describir nos señala lo que debe ser el objetivo de todo creyente: la felicidad eterna, el cielo, el Paraíso, la gloria, etc. Son diversos los nombres pero una misma realidad: estar felices eternamente con Dios.  Corremos el peligro de distraernos, como los Apóstoles, que le preguntaron al Señor: « Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel? » Reducir todo a una suerte de bienestar material (necesario por demás) trae como consecuencia una existencia sin ética, un vivir sin moral. No todo puede justificarse por una n

Al Señor le importa quién eres hoy

Las lecturas de nuestra Santa Misa de hoy son de una belleza y profundidad especial. Se pueden hacer muchas reflexiones y todas ellas, maravillosas. Hoy quiero compartir una consideración que casi siempre dejamos en el olvido: a Dios le importa quien somos hoy. Los seres humanos somos complejos. Dejamos que muchas cosas nos afecten y condicionen. El falso ideal de ser perfectos y superiores hace que las personas vivan esclavos de lo que han hecho en el pasado. Temen que se descubra algún hecho vergonzoso o algún momento de su vida y que puedan echárselo en cara derribando su imagen labrada de hoy. Otra situación es la de las personas que no quieren cambiar porque requiere esfuerzo o porque temen que no van a poder sostener su voluntad de vivir bien a los ojos de Dios por mucho tiempo. Resultado: siguen viviendo alejados de Dios. El mensaje de Cristo Jesús parte de este principio: no importa lo que hayas hecho en el pasado. A Jesús le importas ahora. El punto de partida de arrepentirnos

La parábola de la vid y los sarmientos (Jn 15, 1 - 8)

 En el Evangelio escuchamos un resumen de lo que significa  la espiritualidad del cristiano: estar unidos a Jesucristo y dar frutos de buenas obras en nuestra vida. ¿Qué significa estar unidos a Jesucristo? “ Permaneced en Mí ” (Jn 15, 4). La vocación de todo cristiano es estar unidos a Cristo Jesús en las circunstancias y en el camino concreto de cada quien. Cada creyente debe tener la voluntad de aceptar a Jesucristo y dejarse guiar por su Palabra y por su Espíritu. No cabe duda de que cada quien ha tenido una historia singular, única e irrepetible. Las experiencias de la vida no son interpretadas y asimiladas de la misma manera. En algunos deja consecuencias más profundas –heridas– y en otros deja como consecuencia una actitud negativa ante los demás, Dios incluido. El punto es que con la sola fuerza humana es difícil, por no decir imposible, asumir esos hechos y dar un sentido. Sin Jesús, eso no es posible. “ Permaneced en Mí ”. Cuando aceptamos que no podemos vernos libres del mal