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Mostrando entradas de agosto, 2021

La fe y la vida

  Desde hace muchos años, la Iglesia viene alertando sobre un peligro que se cierne sobre Ella. Ese peligro lo llaman “divorcio entre la fe y la vida”. Este peligro tiene una doble manifestación. La primera manifestación de este divorcio es el no cumplir la Voluntad de Dios con el pretexto de que cada quien puede interpretarlo a “su manera”. Esto es muy grave, porque bien sabemos que la fe, si no se vive, es muerta, y si no se lleva a la práctica es engañarse, porque a Dios no se le puede engañar. Este llamado de atención lo hace la pluma incisiva de Santiago: “ Acepten dócilmente la palabra que ha sido sembrada en ustedes y es capaz de salvarlos. Pongan en práctica esa palabra y no se limiten a escucharla, engañándose a ustedes mismos ” (Stgo 1, 22). El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que este divorcio es causa de que muchos no crean en el mensaje de Cristo. La segunda manifestación de este divorcio es la introducción y sustitución de la verdadera fe por otras práctica

La decisión de seguir a Jesús

  Las lecturas de la Santa Misa se hoy hablan de una encrucijada en la que se invita a los fieles a decidir. En la primera lectura, después de que Josué, siguiendo los mandatos de Yahweh, logró la conquista de la tierra prometida, reunió a todo el Pueblo de Israel. Ya estaban en la tierra que Dios había prometido a Abrahán. Josué les puso en una encrucijada: “ Si no les agrada servir al Señor, digan aquí y ahora a quién quieren servir: ¿a los dioses a los que sirvieron sus antepasados al otro lado del río Eufrates, o a los dioses de los amorreos, en cuyo país ustedes habitan? En cuanto a mí toca, mi familia y yo serviremos al Señor ” . El Pueblo de Israel recordando todos los prodigios que Yahveh hizo ante sus ojos hizo su opción en ese momento de seguir a Dios. En el Evangelio de hoy, después de haber escuchado de labios del Señor que para tener vida eterna es necesario comer su carne y beber su sangre, muchos de sus discípulos no quisieron seguir con Él. Conminó a sus após

La Asunción de la Virgen María

Los cristianos católicos tenemos en muy alta estima la persona de María, Madre de Dios. Su disponibilidad para poner en práctica la Voluntad divina, que hasta el mismo Señor Jesús resalta, es un ejemplo a seguir para todos los creyentes: escuchar la Palabra y ponerla en práctica (Lc 11, 28). Ciertamente, la asunción de María al cielo no se narra en la Sagrada Escritura, pero no es menos cierto que, como enseña San Pablo, nuestra fe nos lleva a la firme esperanza de que “esto mortal se vista de inmortalidad” (1Co 15, 54). Nosotros creemos que Ella se ha revestido de inmortalidad, porque el Señor ha hecho en Ella maravillas (Lc. 1, 49). Además de cantar la grandeza de María todas las generaciones (Lc. 1, 48), debemos considerar esa actitud de Ella de estar pronta a cumplir las indicaciones del Altísimo. En el Evangelio del día, Isabel proclama eso: ¡Dichosa tú que has creído! (Lc 1, 45) Hoy, este fundamento de nuestra espiritualidad de ve atacado por múltiples ideologías, que cuest

El pan que da la vida (Jn 6, 48)

Las lecturas de hoy nos presentan la figura del pan como alimento para continuar el camino y como alimento que da la vida eterna. En la primera lectura (1Re 19, 4-8) ante el clamor de Elías por el agotamiento en su travesía por el desierto, el Señor Dios le ofrece pan y agua como alimento para recobrar las fuerzas y continuar el camino. En el Evangelio, escuchamos parte del llamado discurso eucarístico. El Señor se sirve de dos expresiones, ambas vinculadas con la vida eterna. La primera, es creer en Él: Yo les aseguro: el que cree en mí, tiene vida eterna. La segunda, es la imagen del pan: Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida. El punto de partida, necesario por demás, es la fe en Cristo Jesús. Reconocer a Cristo como Dios y Salvador, aceptar la salvación que nos propone, es lo que da sentido a todo. De hecho, sin esa fe en Cristo Jesús la Eucaristía no tend