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Mostrando entradas de enero, 2013

La Palabra

Dentro del orden que Dios ha querido para que todos los hombres alcanzáramos la gloria eterna está la Sagrada Escritura, la Biblia, la Palabra de Dios escrita. En su designio salvador, Dios ha inspirado a algunos hombres para que pusieran por escrito parte del mensaje de salvación, para que nos sirviera de guía segura. Desde los inicios, los israelitas y los cristianos han mostrado un particular respeto por la Palabra revelada. De hecho, vemos un gesto de respeto con respecto a la Sagrada Escritura: el Pueblo de Israel se pone de pie cuando Esdras abre el libro de la ley, y Nuestro Señor hace la lectura del libro de Isaías de pie. La primera lectura de hoy nos deja otra enseñanza: cuando Esdras leía el libro de la ley “ todo el pueblo estaba atento a la lectura ”. Tenían la conciencia de que Dios estaba hablando y por eso ellos escuchaban. Es triste decirlo, pero los cristianos católicos de hoy no prestamos atención a la lectura de la Palabra,

Una manera de amar: interceder

             Habrá que repetirlo cuantas veces sea necesario: amar no es un sentimiento, ni atracción sexual, ni relaciones sexuales. Amar es la decisión firme de la voluntad de procurar el mayor bien por otra persona.             El bien que se busca para la otra persona no necesariamente tiene que salir de las propias manos. No sabemos ni podemos hacer todo: en muchísimas ocasiones tendremos que recurrir a otros. Y eso no disminuye en nada el amor. Pensemos un momento en papá y mamá que están en casa, y se percatan que el hijo no se siente bien: si ellos no saben qué tiene el niño y cómo actuar, no lo amarán menos porque lo lleven al médico.             A lo largo de nuestra vida encontraremos situaciones en las que nuestros familiares y amigos se encuentran en un momento difícil. Debemos ser conscientes de que no es mucho lo que podemos hacer para remediarlo materialmente. Sin embargo, nuestra fe no nos enseña que nos quedemos de brazos cruzados.

El bautismo

En el Evangelio de hoy escuchamos una de las narraciones del Bautismo del Señor. Jesús se acerca a Juan para ser bautizado. No olvidemos que Juan es el precursor del Mesías, anunciado también por los profetas. De Juan su padre Zacarías dijo: “ Y a tí, niño, te llamarán profeta del Altísimo porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su Pueblo la salvación, el perdón de sus pecados ” (Lc. 1, 76-77). Juan aparece anunciando la próxima presencia el Mesías. Llama al Pueblo de Israel a la conversión y a vivir una vida honesta. Para quienes aceptaban su mensaje, les hacía participar en un rito de lavado como un signo de dejar atrás la vida mala para comenzar a caminar por la senda del bien. Este rito se llamó “bautismo” o “bautizo”. Es por ello que recibió el apodo de Juan el Bautista. ¿Por qué Jesús se hizo bautizar? Juan el Bautista se hizo la misma pregunta, e inclusive le hizo saber a Jesús que debería ser al revés: Jesús bautizar a Juan. Pero el S

¡Caminarán los pueblos a tu luz!

En la primera lectura, el profeta Isaías ve como un hecho futuro pero cierto, el que el Señor guiará a todas las naciones hacia la salvación. Resulta llamativo este anuncio porque la salvación en al Antiguo Testamento estaba reservada al Pueblo de Dios que era Israel. Lo que nunca sospecharon en ese entonces es que el proyecto de Dios es de salvar a todos los hombres. Ya prácticamente desde su nacimiento, el Señor quiso dar indicios de que la salvación era para todos y que se sirve de diversos medios para que llegue a todos, aunque no lo conozcan: basta que tengan un corazón sincero y actúen con rectitud de corazón. Es así como los Magos venidos de Oriente llegan a Jerusalén preguntando por el Rey de los judíos. Llama la atención la afirmación de los Magos sobre la divinidad de ese “Rey de los judíos”: Hemos venido a adorarlo . La adoración, en la cultura de Israel era reservada solo a Yahveh. El mundo ha avanzado, las circunstancias han cambiado, pero esencialmente este