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Mostrando entradas de mayo, 2012

¿Cómo actúa el Espíritu Santo?

Es una pregunta interesante. No responderla implica el repetir hasta la saciedad que el Espíritu Santo actúa en nosotros y no tener idea de qué estamos hablando. Básicamente, el Espíritu Santo actúa ordinariamente de dos modos.

¿Qué significa "amar"?

En diversos pasajes de la Sagrada Escritura encontramos la palabra “amar” referida a Dios y al prójimo. De hecho, en los relatos sobre los diez mandamientos (Ex. 20 y Deut. 5) y muchos otros pasajes, se nos dice que debemos amar a Dios y a los demás. El  problema de comprender esto no es lo que está escrito, sino en lo que podría se entender hoy como “amar”. Hoy, “amar” es un término con muchos significados. Cuando una persona se aficiona por algo, por ejemplo, un carro, se dice que “se enamoró de ese carro”. En modo similar, si a un chico le gusta una chica, o viceversa, se dice que “está enamorad@”. Lo mismo se ha llegado a aplicar a los que tienen algún animal doméstico en casa. También se dice que el esposo debe amar a su esposa, la esposa al esposo, los padres a los hijos y los hijos a los padres. Finalmente, que se debe amar a Dios sobre todas las cosas. Pero, ¿qué significa amar?

La vid y los sarmientos

Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante, porque sin mí nada pueden hacer. La imagen de la vid no era extraña en Israel. En múltiples ocasiones los profetas utilizaban esa imagen para referirse al pueblo de Israel. Ahora, Jesús la usa para referirse a algo más profundo: de la misma manera que la vid da vida a todas las ramas y hace que éstas den el fruto   (los racimos de uvas) así Jesús actúa en nuestra vida para dar frutos de buenas obras. El modo en que Jesús actúa en nosotros es complejo, pero lo descubrimos en la Sagrada Escritura.

El Buen Pastor

Si bien la mayoría de nosotros no hemos tenido una experiencia de lo que es un pastor y su modo de actuar, la imagen no nos resulta del todo desconocida.             En el Evangelio de hoy escuchamos que el Señor se aplica a sí mismo el título de Buen Pastor. El adjetivo “buen” no es superfluo.