Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de enero, 2024

Jesús es el profeta

 En el uso común del lenguaje el término profeta significa aquel que puede predecir el futuro. En el sentido bíblico profeta es aquel que lleva un mensaje de parte de Dios. Todo aquel que habla siguiendo el mandato de Dios es un profeta. El gran líder del pueblo de Israel Moisés era también considerado un profeta puesto que él era el intermediario del que Dios se servía para hacer llegar el mensaje al pueblo. Sabiendo ya Moisés que llegaba al término de su camino en la Tierra anuncia al pueblo de Israel que en un futuro se presentaría en medio del pueblo un profeta semejante a él: “ Pondré mis palabras en su boca y él dirá lo que le mande yo. A quien no escuche las palabras que él pronuncie en mi nombre, yo le pediré cuentas ”. Ese profeta es Cristo Jesús. Como ya hemos escuchado en otras ocasiones, Él es el Dios y hombre verdadero (Jn 1, 14); Él es imagen del Dios invisible (Col 1, 15), Él es Dios bendito por los siglos (Rom 9, 5), Él es la Palabra de Dios (Jn 1, 1). Y como escuchamos

La Palabra hace lo suyo

 Hoy la Iglesia dedica este domingo a llamar la atención de todos los fieles sobre uno de los dones más grandes que los hombres hemos recibido de Dios: Su Palabra. Hoy es el Domingo de la Palabra de Dios. En la Sagrada Escritura el término Palabra (Logos) tiene diversos significados. El Papa Benedicto XVI le llamaba sentidos analógicos porque tenían una fuente común. La Palabra por excelencia es Jesucristo, que el Verbo de Dios hecho carme. La Palabra es el mensaje que Dios da a los hombres por medio de los hombres: por los profetas y los apóstoles. La Palabra es la Sagrada Escritura que recoge el mensaje de Dios y es dejado a la Iglesia como testimonio del amor de Dios por los hombres. Y nuestra respuesta a la Palabra es: Reconocer, aceptar y seguir a Jesucristo, la Palabra de Dios, como escuchamos que hicieron los primeros apóstoles en el Evangelio de hoy (Mc 1, 14-20). Anunciar el mensaje, la Palabra de Dios, como los profetas (Jonás 3, 1-5. 10) y apóstoles, y como lo hace Nuestro S

Somos discípulos y también misioneros

 Las lecturas de la Santa Misa de hoy, en especial, la del primer libro de Samuel (3, 3b-10. 19) nos hablan de la principal actitud del discípulo: escuchar. En el Evangelio (Jn 1, 35-42) escuchamos también la consecuencia inevitable de haber escuchado al Maestro: llevar el mensaje a otros. Desde hace más de 15 años, la Iglesia nos ha propuesto la figura del discípulo misionero como el modo de vivir nuestro seguimiento a Jesús. Todos somos discípulos porque debemos estar con la actitud de escucha: estamos en un constante aprendizaje de lo que el Señor quiere para nosotros y nuestra salvación. La primera lectura nos ofrece el modelo de la escucha: Samuel. El joven Samuel estaba dispuesto a decirle al Señor: “ Aquí estoy ” y con la orientación adecuada llegó a la actitud del discípulo: “ Habla, Señor; tu siervo te escucha ”. El reconocer a Jesús como Dios y hombre verdadero, aceptarlo como el Señor y Maestro, teniendo la actitud de escucha y poniendo en práctica su Palabra, trae como cons