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Mostrando entradas de agosto, 2019

Tal cual somos

  Las lecturas de nuestra Santa Misa de este domingo tienen un claro mensaje: dejar la soberbia de lado. No es sana. No es buena y envenena el alma.          El mundo ha ido adoptando como norma el aparecer, el destacar, el llevar una vida “plástica”. Recientemente, han ocurrido una serie de hechos y algún que otro estudio que demuestran que el fenómeno de las redes sociales ha exacerbado la voluntad de aparentar una vida inexistente ante los demás. Al mismo tiempo, se vuelve noticia el que una persona humilde (objeto de burlas de otros, inclusive) aprovechando una oportunidad logra el reconocimiento y el éxito a los ojos del mundo. También ha aparecido un concepto llamado “karma” según el cual el soberbio o fanfarrón recibe una lección a los ojos de todo el mundo.          Todo esto es una señal inequívoca que el mundo sufre de un vacío de valores, de virtudes, de Dios.          Hoy en la primera lectura ( Eclo 3,17-18.20.28-29) , el sabio aconseja dejar de lado el orgu

La presunción, veneno para el alma.

            Las lecturas de hoy son una llamada de atención para todos. Nos invitan a alejar de nosotros el veneno mortal que significa la presunción. --             La presunción es un pecado gravísimo. Consiste en estar seguro de la propia salvación. Es un veneno porque condiciona el alma de tal manera que la hace insensible a los llamados de atención del Señor. --             El Catecismo de la Iglesia Católica dice que hay dos tipos de presunción: O bien el hombre presume de sus capacidades (esperando poder salvarse sin la ayuda de lo alto), o bien presume de la omnipotencia o de la misericordia divinas (esperando obtener su perdón sin conversión y la gloria sin mérito) (nº 2092). --             Como se ve, es un pecado en el que pueden caer los que están alejados de la vida de la Iglesia como los que están cerca. Quienes están lejos de la vida de la Iglesia (católicos solo de nombre, para llamarlos de alguna manera) pueden presumir de su propia salvación confiando en

Las "divisiones" que genera el Señor Jesús

En el Evangelio de nuestra Misa (Lc 12, 49–53) hemos escuchado unas palabras de tono fuerte y que parecen contradictorias del modo de ser de Jesús. Nos vemos obligados a escudriñar el alcance y significado de las palabras del Señor.  “ He venido a prender fuego a la tierra ¡Y cuánto deseo que ya esté ardiendo!” (Lc 12, 49) ¿Qué quiere decir el Señor con fuego ? La tradición bíblica de la Iglesia interpreta esta palabra en dos sentidos: el primero, purificación, y el segundo, el Santo Espíritu de Dios. Ciertamente, Jesús y su palabra quieren poner a prueba todo. Cuando alguien decide seguir a Jesús tiene que poner a prueba todos los elementos de su vida a ver si coinciden con lo que el Maestro nos enseña. Hemos de quedarnos con lo bueno, todo lo demás, hemos de desecharlo: malas palabras, actitudes, malos comportamientos, comentarios, críticas. Así como el fuego se usa para purificar los metales, lo mismo debemos hacer con la Palabra: purificar nuestra vida. También ese f

María, Arca de la Alianza

Una de las letanías que usualmente recitamos en el Santo Rosario aplica el título a la Virgen María de: "Arca de la Alianza". -- En la primera lectura escuchamos el relato de la entronización del Arca de la Alianza en la ciudad de Jerusalén. El Arca de la Alianza estuvo abandonada en una ciudad pequeña y no gozaba de la importancia que debía. Después que David logró la conquista de Jerusalén, decidió llevarla a esa ciudad y ese es el relato que escuchamos hoy en la primera lectura de nuestra Misa. -- No es extraño que se aplique a la Virgen María el título de Arca de la Alianza. El Arca contenía las tablas de la ley y los otros escritos que Dios mandó que se pusieran allí. Sobre el Arca descansaba el Espíritu de Dios y era el signo de la presencia de Dios en medio del Pueblo de Israel. -- Al igual que el Arca, María tuvo dentro de sí la presencia real de Dios: Jesús, Dios y hombre verdadero. Y hoy María, Arca de la Alianza, entra en la gloria del cielo. -- La

¿Qué es la fe?

Un buen número de cristianos de hoy dice: “ Creo en Dios ”. Eso no quiere decir necesariamente que “ tienen fe en Dios ”. Tener fe es otra cosa. “ Creer ” en el lenguaje ordinario tiene diversos significados. El más común es el de dar por cierto lo que alguien dice por diversos motivos: “ Fulano dice esto y yo le creo ”. También se usa para manifestar cierto grado de certeza en algo: “ Yo creo que debe hacerse esto de esta manera ”. En el uso común, cuando la gente dice “ yo creo en Dios ” quiere decir que tiene la percepción intelectual de la existencia de un ser espiritual muy por encima de nosotros. Pero eso no es tener fe. Efectivamente yo puedo decir “ creo que el cielo es azul ”, pero eso no compromete en nada mi vida. Igual, muchos dicen “creo en Dios” pero eso no resulta en ningún compromiso práctico. El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña: La fe es ante todo una adhesión personal del hombre a Dios; es al mismo tiempo e inseparablemente el asentimiento libre a t

El problema es la avaricia

El consejo del Señor es claro: eviten toda clase de avaricia (Lc 12, 15). Y para comprender bien en qué consiste la avaricia es necesario precisar algunos conceptos. Los bienes materiales no son malos. Todos ellos son fruto de la voluntad creadora de Dios. Y fueron dados al hombre para que los trabajara (Gen. 2, 15). Los bienes materiales son para multiplicarlos y producirlos, siempre en beneficio de la colectividad humana. Quien trabaja o procura que se trabaje le es absolutamente lícito obtener una ganancia, siempre y cuando no vaya en perjuicio del bien de otro. La condición de cada quien debería ser tal que no le brindara preocupaciones por su bienestar actual y futuro. Quien carece de ellos, vive en una angustia permanente. Por eso, ser pobre de bienes no es bueno. El cristiano debe vivir bien, y debe orientar su vida para vivir bien. Ahora bien, no importa cuál sea nuestra condición actual. El cristiano no debe perder de vista que está llamado a buscar los bienes más