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Mostrando entradas de diciembre, 2023

Temerosos de Dios

 Hoy, domingo de la Sagrada Familia, escuchamos el relato de la promesa de Dios a Abraham (Gen 15, 1-6; 21, 1-3), el elogio que hace la Sagrada Escritura de la fe de Abraham (Heb 11, 8. 11-12. 17-19) y finalmente, escuchamos en el Evangelio el relato de la presentación del Señor en el Templo, con la hermosísima oración de Simeón (Lc 2, 22-40). Abraham, José y María tienen algo en común: son temerosos de Dios. El temor de Dios es un don del Espíritu Santo y una virtud del cristiano que muestra delicadeza en el trato con el Señor porque lo reconoce como el Ser Superior (el Altísimo). El temeroso de Dios se muestra dispuesto a cumplir su voluntad no por miedo al castigo sino porque es consciente de que todo viene de Él: la gracia, la fortaleza, el perdón… Nuestras familias no son perfectas. Son las familias que son. Tienen sus virtudes, sus fortalezas, sus defectos y debilidades. El fiel de esta época tiene una pesada carga psicológica al intentar comparar su propia familia con modelos de

La Voluntad de Dios no es siempre como la pensamos

  Hoy, último domingo del tiempo de adviento, coincide con la víspera de Navidad. Y el relato del Evangelio nos presenta hoy la escena de la Anunciación (Lc 1, 26-38). En la primera lectura, escuchamos el mandato del Señor a Natán para que anuncie a David que no será él quien le construya un Templo, sino su hijo. Y le promete, además, que su trono será estable eternamente (2 Sam 7, 16). Dios le hace saber al profeta Natán que se había equivocado al decirle a David que estaba haciendo la voluntad de Dios. Nosotros sabemos que Cristo Jesús es el cumplimiento de la promesa que Yahweh hizo a David. Los líderes de Israel de entonces no pensaban igual. Porque el querer de Dios no es siempre como nos imaginamos o pensamos. Seguramente, los líderes esperaban que su nacimiento fuese anunciado con fastuosidad y se hubiesen presentado los potentados de la época. Pero la decisión de Dios fue otra: un ángel le dice a una joven en Nazareth. Probablemente, esperaban que su nacimiento fuese el e

ÉL ES FIEL Y CUMPLIRÁ SU PROMESA

  En el camino del Adviento, este tercer domingo vuelve a presentarnos la figura de Juan el Bautista, a quien acudían los del pueblo al oír el mensaje de conversión que predicaba. En eso, se acercan los sabios del Pueblo de Israel para preguntarle si era el Mesías. Y su respuesta fue directa: no lo soy (Jn 1, 6-8. 19-28). También la segunda lectura (1Tes 5, 16-24) nos invita a estar alegres en medio de la adversidad, sin dejar que las circunstancias puedan arruinar nuestra relación con Jesús. Y siempre cabe la pregunta: ¿Cómo es posible estar alegres cuando no estamos bien, cuando la situación está “apretada”? Y a los que vivimos en la Diócesis de La Guaira pueden venirnos a la memoria 24 años atrás cuando muchos de nuestros hermanos quedaron sepultados o arrastrados por la corriente. ¿Es posible estar alegre? Hay diferentes maneras de entender la alegría, pero solo una de ellas es la verdadera. Hay quien se burla de todo y hace guasa de todo: esos no es alegría, solo usan la burla

Como Juan El Bautista

 El Evangelio de nuestra Santa Misa de hoy (Mc 1, 1-8) nos presenta la figura de Juan el Bautista. Es conocido por nosotros que es el precursor de nuestro Señor Jesucristo. Su misión es preparar el corazón del pueblo para que puedan aceptar al Mesías que se hará presente en medio de ellos y, al mismo tiempo, señalar al pueblo al Elegido. Y eso hizo. Con este pasaje del Evangelio, la Iglesia quiere proponernos como un punto de reflexión para este adviento el saber orientar nuestra vida a Cristo. Y resulta necesaria esa llamada de atención porque, como hemos reflexionado la semana pasada, es fácil distraerse. Sin Cristo Jesús, la Navidad pierde todo su sentido. El no perder de vista el fundamento y origen de nuestra fe y lo fundamental de la Navidad no es sólo un trabajo personal que mire solo la fortalecer nuestra espiritualidad. Es también una misión a la que nos llama Cristo Jesús y la Iglesia: Anunciar a los demás a Cristo Jesús, como Juan el Bautista. Desde hace bastantes años, la I

¡Actívate!

 Estamos al inicio del tiempo de Adviento. Este tiempo la Iglesia lo dedica a preparar el nacimiento del Señor. Así que lo que define este tiempo es nuestra fe en Cristo Jesús que “ por nosotros y por nuestra salvación, se hizo hombre ”. No está de más recordar el peligro al que estamos expuestos. Por razones de tipo económico, se promueve un modo de vivir externo, con personajes inventados, y cuya única intención, además del mercantilismo, es hacernos olvidar del verdadero significado de la Navidad: el nacimiento del Salvador. Entonces todo creyente está expuesto a la tentación de olvidarse de que Jesucristo para centrarse en otras actividades. Ésta es tal vez una de las razones por las que las lecturas de la Santa Misa de hoy, entre otras cosas, nos invitan a estar atentos. Es muy fácil distraerse. La Iglesia en este tiempo quiere proponernos para nuestra reflexión la venida de Cristo. Ya nuestro Señor Jesucristo vino por primera vez, y es lo que celebraremos en Navidad. Pero también