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El secreto para la felicidad

 Continuamos el camino Pascual. Las lecturas que Dios y la Iglesia nos proponen para nuestra reflexión en el día de hoy tiene una riqueza particular. Contiene muchísimos elementos que pueden servirnos para nuestra reflexión. Comparto una contigo.

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El Evangelio de nuestra Santa Misa nos presenta hoy el pasaje que conocemos como el de los discípulos de Emaús. Es un relato que está lleno de muchísimos detalles. Y cada uno puede ser el punto de partida de una reflexión pero voy a llamar a tu atención sobre uno en particular. El Maestro se acerca a un par de discípulos que llevaban una inmensa tristeza consigo.

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Yendo de camino, los dos discípulos compartían su tristeza. Al preguntarle Jesús de qué hablaban, ellos le participan su tristeza: quedaron sin esperanza al experimentar la muerte de Jesús. Se nota en la respuesta de los discípulos porque hablan usando verbos en tiempo pasado. Están tristes porque sienten que perdieron a Jesús.

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Quizás sin saberlo encontraron la receta para la felicidad: compartir su experiencia con Jesús y escuchar lo que Jesús tiene que decirles.

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La familiaridad con Jesucristo es un elemento necesario y fundamental en la vida de todo creyente. Vivir un cristianismo sin Jesucristo es un absurdo. Un católico que no tiene a Jesucristo como el centro de su vida, vive en una situación sin sentido. Es la experiencia con Cristo lo que da un sentido al discípulo: "Por Cristo, ustedes creen en Dios, quien lo resucitó de entre los muertos y lo llenó de gloria, a fin de que la fe de ustedes sea también esperanza en Dios".

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La alegría es el resultado inequívoco del encuentro con Cristo. Después que los discípulos reconocieran a Jesús en la fracción del pan sus corazones se desataron. Reconocen que mientras escuchaba a Jesús sus corazones ardían. De inmediato hicieron el camino de vuelta para anunciar con alegría que habían encontrado a Jesucristo Resucitado.

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Hoy el mundo anda en búsqueda de un secreto que pueda conceder la felicidad. Pero va a buscarlo en lugares equivocados y con estrategias falaces. El querer buscarlo en cosas y actividades materiales es algo tóxico porque en lugar de concederles felicidad, les hace experimentar el vacío de su vida sin Dios. Entonces intentan llenar ese vacío con otras cosas materiales obteniendo exactamente el mismo resultado.

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El secreto para una vida feliz está en Cristo Jesús. De antemano debo decirte que no se trata de una felicidad en el tener sino una felicidad en el ser. Con Jesús serás feliz por lo que eres, no por lo que puedas tener.

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¿El secreto para una vida feliz? La respuesta es Jesús. Solo quién está dispuesto a poner su vida en Él y dejarse guiar por Él como los discípulos de Emaús puede ser feliz. He ahí el secreto.

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Feliz Domingo y que Dios te bendiga hoy y siempre.

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