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Discernir: decidir con la ayuda del Espíritu Santo


El mundo ha adquirido un mal hábito: la de buscar miles de argumentos a favor de una propuesta y no valorar —ni siquiera escuchar— cualquier otra voz en contrario. Es la actitud soberbia del que quiere llevar adelante su proyecto a toda costa, inclusive si lleva a un estruendoso fracaso o a unas pérdidas extraordinarias.


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         Eso puede ocurrir no solo en la vida ordinaria en medio del mundo. También puede ocurrir en la vida espiritual. Hoy, las lecturas de la Santa Misa nos invitan a una reflexión en ese particular.
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         En la primera lectura (Sab 9,13-18) escuchamos como el sabio nos habla sobre el gran peligro de tomar decisiones sin Dios. “Los pensamientos de los mortales son frágiles e inseguros nuestros razonamientos, porque el cuerpo mortal oprime el alma y esta tienda terrena abruma la mente pensativa”. Nuestra vida, ordinariamente, va cargada de preocupaciones, miedos, deseos, pasiones, prejuicios, ideologías… Todas esas cosas, lejos de ayudar a tomar la decisión correcta (la que no ofenda al Señor) puede llevarnos a decidir superficialmente.
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         El Señor, en el Evangelio (Luc 14, 25-33), invita a sus discípulos al ejercicio del discernimiento con dos ejemplos: del constructor de una torre y el de un rey en guerra. Concretamente, el Señor les recuerda que el seguimiento a Él conlleva el no privilegiar a la familia los bienes materiales. Lo principal es el seguimiento a Jesús, ser su discípulo, sin poner como pretexto para no seguirle cualquier otra cosa.
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         Es imposible que tengamos la respuesta para todas las situaciones de nuestra vida. Es por ello que todo discípulo de Cristo debe discernir qué es lo mejor en cada momento. Discernir, como nos enseña el Papa Francisco en la Gaudete et exsultate, es pedir al Espíritu Santo que nos ilumine y dejarnos guiar por Él en nuestra reflexión o nuestra oración. “¿quién conocerá tus designios, si tú no le das sabiduría y le envías tu santo espíritu desde lo alto?” (Sab 9, 17).
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         Hoy el Señor nos invita a discernir en todos los momentos de nuestra vida. En palabras del Papa Francisco: “El discernimiento no solo es necesario en momentos extraordinarios, o cuando hay que resolver problemas graves, o cuando hay que tomar una decisión crucial. Es un instrumento de lucha para seguir mejor al Señor. Nos hace falta siempre, para estar dispuestos a reconocer los tiempos de Dios y de su gracia, para no desperdiciar las inspiraciones del Señor, para no dejar pasar su invitación a crecer” (GetE 169).
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         ¡A pedir la ayuda del Espíritu Santo y seguir a Cristo Jesús como sus discípulos!

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