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Mostrando entradas de septiembre, 2024

No a la envidia

 La Iglesia siempre ha tenido muy claro que el seguimiento a Cristo Jesús no ha de ser solo una cuestión externa, sino que requiere una actitud interior que sea el origen de nuestro comportamiento. Por eso, la lucha del cristiano no va solamente en un cumplimiento externo de los mandamientos sino también en la pureza del corazón.  De esta manera puede ofenderse a Dios cuando nuestros sentimientos nos alejan de Él. Un hombre que tiene el corazón lleno de odio, de venganza, de rencor o de envidia ofende al Señor porque esos sentimientos no dejan espacio para un trato con Cristo Jesús. Además, pueden convertirse en una fuente de conductas pecaminosas.  Hoy las lecturas de la Misa nos invitan a estar atentos a uno de esos sentimientos malos: la envidia. La envidia es la tristeza en el alma por el bien ajeno. El envidioso no es feliz porque cae en la cuenta de que otra persona posee un bien o hace algo bueno. Y eso es precisamente lo que critican los pasajes de la Sagrada Escritura que escu

La impiedad, causa de todos lo males

 La impiedad, en la Sagrada Escritura, es el desprecio a Dios y todo lo relacionado con Él. Se trata de algo más que ateísmo: se trata de un rechazo a la religiosidad. Desde hace ya muchísimo tiempo los estudiosos del hombre han determinado que el verdadero fundamento de la moralidad de una persona se haya en su fe, sea cual sea. De esta manera, una persona que no reconoce un poder superior sobre sí no tendrá más referente moral que sí mismo y sus caprichos. Una persona carente de fe no encontrará ningún problema en acudir a medios ilícitos con tal de obtener lo que quiere. En la primera lectura de nuestra Misa (Sab 2, 12. 17-20) escuchamos cómo unas personas impías manifiestan querer secuestrar y torturar a una persona solo porque piensa y actúa diferente y manifiesta tener su fe en un Dios Todopoderoso y Salvador. En la segunda lectura, tomada de la carta del apóstol Santiago (3, 16-4, 3), se advierte que la ausencia de Dios en la vida de una persona es el origen del desorden las ren