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No solo parecerlo, sino también serlo


         Sé que la frase original es al revés: no solo serlo sino parecerlo. Sin embargo, el Evangelio de hoy es una invitación considerarlo de esta manera.
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         El Señor en la parábola usa una imagen que no nos sea muy conocida. Dice que un sembradío de trigo alguien sembró cizaña. He aquí el punto que debemos aclarar para comprender correctamente la parábola. La cizaña es una maleza (en términos más coloquiales, lo llamaríamos “gamelote”) que no sirve para nada. Lo problemático de esta hierba es que cuando está en crecimiento es idéntica al trigo. De hecho, en algunos sitios la cizaña es llamada “falso trigo”. Esta es la razón por la que el dueño de la siembra, ante la petición de los trabajadores de arrancarla, dice: «No. No sea que al arrancar la cizaña, arranquen también el trigo».
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         Con respecto a la figura de la cizaña, Nuestro Señor nos dice que son los partidarios del maligno. Los que trabajan para el demonio, pues. Y esta es otra enseñanza profunda que nos deja Jesús: el Demonio es tan hábil que para hacer daño asume la apariencia de algo bueno. Y nosotros debemos estar alerta en este particular.
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         Hoy se han difundido múltiples movimientos religiosos y pseudoreligiosos. Usan, inclusive, elementos de nuestra fe cristiana católica. Esta es la forma como el demonio actúa. A lo largo de estos años hemos presenciado la aparición de  movimientos tipo “new age” o nueva era, “feng shui”, santería, brujería, y pare Ud. de contar. Aún cuando pueda tener apariencia de “bueno” (o de trigo, para usar la imagen de la parábola) no lo son (son cizaña).
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         El demonio es llamado el “padre de la mentira”. Siendo un ángel, tiene un conocimiento superior al nuestro y sabe cómo puede hacer para tentarnos. Hoy, hay muchos movimientos, inclusive políticos, que usan el nombre de Jesucristo para propósitos viles o crematísticos. El cristiano católico que no conoce bien su fe puede quedar expuesto y caer en las redes del demonio.
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         También el demonio ha logrado un éxito en estas tierras: hay muchos cristianos que han caído en este “sembrar cizaña” cuando reducen la práctica de la fe a no hacer daño a otro, cuando es mucho más. Reducir el mensaje del Señor a “yo no hago mal a nadie” es algo tan falso como la cizaña en el trigo. La vida cristiana es mucho más: es trato con Dios, es seguir las mociones del Espíritu Santo, como nos dice San Pablo hoy.
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         En cualquier caso, hay algo que también el Señor Jesús quiere que tengamos claro: nos tocará convivir juntos hasta el fin de los tiempos. Caras vemos, corazones no sabemos. Estaremos en contacto con personas que hacer un esfuerzo maravilloso por vivir como Jesús quiere, otros que simularán hacerlo, otros que abiertamente no lo harán. Y es por eso que el Señor Jesús nos pide que nos mantengamos firmes en la fe.

         Por eso, hermano, piénsalo: no es suficiente parecer un buen cristiano, es necesario ser un buen cristiano. ¡Jesús te bendiga!

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