¡Aquí está tu Dios!

 Este tercer domingo de Adviento supone una especie de pausa y nos invita a llenar nuestro corazón de esperanza y alegría. 

La historia del pueblo de Israel se parece de algún modo a la vida nuestra. Israel vivió momentos donde vio el poder de Dios, momentos en los que desconfió de su poder, momentos donde la adversidad les arropaba y momentos en los que se alejaron de Dios. Y aun así Dios siempre estuvo con ellos. 

En la primera lectura (Is 35, 1-6a. 10), el profeta les hace saber que la adversidad que están viviendo en ese momento es pasajera. Y a todos los que dudan o vacilan del poder de Dios el profeta les dice: "Fortalezcan las manos cansadas, afiancen las rodillas vacilantes. Digan a los de corazón apocado: ‘¡Animo! No teman. He aquí que su Dios, vengador y justiciero, viene ya para salvarlos’".

De manera semejante, Santiago (Stg 5, 7-10) invita a los fieles cristianos a no dejarse aturdir y desanimar por los eventos del tiempo presente. Es por ello que les invita a que sean pacientes y tengan firme la esperanza: "Aguarden también ustedes con paciencia y mantengan firme el ánimo, porque la venida del Señor está cerca".

Los creyentes en Cristo Jesús adquirimos una fortaleza especial cuando hacemos de Él alguien esencial en nuestra vida. No está mal en confiar en los medios humanos en los momentos difíciles, pero lo que no debemos hacer nunca es dejar de lado a Dios Nuestro Señor. 

Cuando Juan fue apresado sus discípulos le seguían de cerca. Juan entendía que él no era el Mesías (Jn 1, 20) y sus discípulos, movidos seguramente por un sano afecto humano, seguían con él. Y es por eso que les manda a Jesús para que le pregunten si Él es el Mesías. Y el Señor le responde evocando una profecía mesiánica en la que los diversos males del pueblo de Israel comenzarían a desaparecer: "Vayan a contar a Juan lo que están viendo y oyendo: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de la lepra, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio" (Mt 11, 2-11).

Hoy entre tantos mensajes que podemos encontrar en la Palabra de Dios, está este: ¡Aquí está tu Dios! Hoy es el día perfecto, como cualquier otro día, para renovar nuestra fe y confianza en Cristo Jesús. No debemos dejar que nuestra fe se debilite porque estamos viviendo un momento un momento de dificultad o de apuro. Siempre hemos de confiar en el Señor y obtener la fortaleza especial que Él nos da. 

"El Señor siempre es fiel a su palabra". Que las bendiciones del Señor jamás se aparten de nuestro lado.


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