DIOS ESCUCHA Y PREMIA
Por primera vez en Venezuela celebramos la memoria litúrgica de San José Gregorio Hernández. Puede ser que haya sido el deseo inconsciente de varias generaciones de venezolanos. Hoy el Señor nos concede la alegría del espíritu de poder alabar y bendecir sus obras en especial las que hizo a través de José Gregorio.
Las lecturas que se nos proponen en esta fiesta litúrgica pueden ofrecernos múltiples temas de reflexión para nuestra vida. Yo me voy a detener en dos.
La primera lectura tomada del libro de Tobías (12, 6-13) contienen una reflexión hermosa en la que San Rafael se revela como uno de los ángeles de Dios y le hace saber a todos que él estaba en la presencia de Dios cuando ellos presentaban sus oraciones y Tobías practicaba actos de misericordia. La intervención del arcángel San Rafael quiere ser la muestra de que Dios siempre escucha las oraciones. Esa confianza debe acompañarnos cuando intercedemos en favor de otro o pedimos la acción del Señor en nuestro favor. Las oraciones no solo llegan al trono de Dios, sino que también Dios las escucha y dará oportunamente la respuesta.
En el evangelio (Mt 25, 31 - 46) escuchamos uno de los pasajes preferidos del recordado Papa Francisco. Es el relato del juicio final. Nuestro Señor hace saber que a los de la derecha se les dará el Reino prometido desde la creación del mundo porque fueron capaces de asistir a la necesidad del hermano. Mientras que a los de la izquierda se les enviará al lugar preparado para el demonio y sus ángeles porque no quisieron asistir al hermano necesitado. Ante la petición de la razón de tales decisiones, la respuesta de Nuestro Señor es sencilla: detrás del rostro del necesitado estaba Yo. Y el bien y el mal que le hicieron a ellos me lo hicieron a Mí.
El Señor concede el premio de la felicidad eterna a aquellos que fueron fieles en cumplir su voluntad, mientras quedará la justa retribución a aquellos que cerraron su corazón a la gracia y no obraron el bien para sus hermanos.
En esta fiesta litúrgica de San José Gregorio Hernández hemos de crecer en la esperanza de que Dios escucha siempre nuestras oraciones y que el Señor dará el premio merecido al bien que nosotros podamos hacer a los demás, de manera especial con el necesitado.
A Nuestro Señor Jesucristo la gloria por los siglos de los siglos.
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