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La fe de los creyentes

En las lecturas de la Santa Misa de hoy escuchamos unos pasajes de la Sagrada Escritura con una riqueza y profundidad especial. 

La reflexión que quiero proponerte hoy es sobre la fe, la fe de los creyentes.


La fe como escuchamos en la segunda lectura de nuestra Santa Misa de hoy es "La fe es la forma de poseer, ya desde ahora, lo que se espera y de conocer las realidades que no se ven" (Heb 11, 1). La fe es, sobre todo, certeza: se trata de la firme convicción de que Dios es bueno, que nos ama, que nos ha prometido la felicidad eterna y que aceptar la salvación que Él nos propone da un significado nuevo y diferente a nuestra vida.


Por esta razón la vida del creyente no puede ser igual a la de una persona que no tiene fe. El que no tiene fe no espera la salvación y sus actos no valen la vida eterna. No sucede así con nosotros: porque esa certeza nos acompaña nuestra vida va siempre iluminada con la voluntad de Dios.


En el Evangelio el Señor nos invita a estar en vela, esto es, estar atentos porque no sabemos el momento en que el señor nos llamará a su presencia o vendrá por segunda vez (Lc 12, 32 - 48). Nosotros, los creyentes, no nos portamos bien por interés o porque esperamos obtener algún tipo de provecho económico. Procuramos tener una buena conducta porque es lo que el Señor espera de nosotros y es la consecuencia lógica de haber aceptado a la salvación que Jesús nos ha propuesto.


Por esta razón no tiene ningún tipo de sentido el que una persona diga que cree en Dios, que cree en Cristo y su vida no se traduce en un esfuerzo por ser fiel a su Palabra. No está bien manipular la Palabra de Cristo por intereses personales.


Vivamos pues con la certeza de qué Jesús nos ama y nos alcanzado la salvación. Que esa fe se traduzca en nuestra vida como la fidelidad a Cristo y a su mensaje.


Que Jesús nos bendiga hoy y siempre.

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