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Corpus Christi

 Hoy, en Venezuela como en otras partes del mundo, celebramos la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Esta es una fiesta que nació a raíz de diversos milagros eucarísticos que fueron presenciados en Europa.

La fe en la presencia real de nuestro Señor Jesucristo en la Eucaristía ha sido una constante desde el inicio de la vida de la Iglesia. Como escuchamos en la segunda lectura de nuestra Misa de hoy, San Pablo da testimonio que desde la primitiva Iglesia se celebraba la Santa Misa y que en ella se hace presente el Señor Jesús bajo las especies de pan y vino. De eso no puede dudar nadie.

La Sagrada Eucaristía ha sido, es y será el mejor y más grande tesoro de la Iglesia. Sin embargo, podemos notar, porque es evidente, que cada vez menos cristianos valoran la presencia real del Señor. Eso tiene una explicación muy sencilla: no saben quién es Jesucristo.

Efectivamente, no pueden valorar al Señor en la Eucaristía porque o bien no saben quién es Jesucristo o bien, no han experimentado lo importante que es Jesús en la vida del creyente. Sea una u otra la causa, el efecto es que no saben valorar la mayor riqueza de la Iglesia.

Esta es una de las razones por las que la Iglesia necesita una renovación. Si seguimos haciendo lo que estamos haciendo, va a seguir ocurriendo lo que está ocurriendo: los cristianos están dejando en el olvido a Jesucristo.

Los que por la gracia de Dios conocemos, sabemos y experimentamos la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía hemos de poner nuestro máximo empeño en dar testimonio, sobre todo con nuestra conducta. El respeto con que nos conducimos en el templo y la preparación para recibir al Señor en la Sagrada Comunión son fundamentales para ayudar a nuestros hermanos a entender la riqueza que se esconde detrás del Pan y el vino.

Esta solemnidad que antes estaba llamada a ser un testimonio público de la fe en Cristo Jesús en la Eucaristía, hoy se convierte en una llamada de atención. Para que nuestros hermanos puedan encontrar y valorar a Jesucristo en la Eucaristía, primero deben conocer y experimentar a Jesucristo en sus vidas.

Renovemos nuestra fe en Jesucristo, camino, verdad y vida. Jesucristo es nuestro compañero de camino y se ha quedado con nosotros para hacer el alimento de nuestra alma. No olvidemos jamás que Jesucristo en la Eucaristía es el centro de nuestra vida como creyentes.

Alabado sea Jesucristo en el Santísimo Sacramento del altar. Sea por siempre bendito y alabado.

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