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No es una carrera de velocidad...

 En el Evangelio de hoy escuchamos unas sencillas palabras del Señor para enseñarlos qué cosa es el Reino de Dios. En otras ocasiones hemos tenido la oportunidad de reflexionar que el reinado de Dios es bastante peculiar: Jesús reina solo en aquellas personas que lo aceptan como su Rey. Cuando una persona reconoce a Jesús como su Salvador y le hace el obsequio de su corazón, entonces esa persona pasa a formar parte del reinado de Dios.

En el Evangelio, el Señor usa dos ejemplos. El primero se refiere a un hombre que siembra en un campo y que poco a poco va creciendo la cosecha hasta que llega la siega. El segundo ejemplo se refiere a un grano de mostaza que después de sembrado crece hasta convertirse en la planta más alta grande del huerto. Son dos imágenes que sirve para nuestra reflexión.

En el primer ejemplo, la referencia es el hombre que siembra. Se trata de todo fiel que anuncia el Evangelio. El resultado de su acción no es perceptible inmediatamente, sino que requerirá tiempo para que pueda verse el fruto. El trabajo de evangelización o mejor la misión de la Iglesia no se resuelve como si fuese una carrera de velocidad: no esperamos resultados inmediatos. Se trata de sembrar, de extender el mensaje de Cristo Jesús. Ya después el mensaje dará fruto. Ese sembrador es cada uno de nosotros. No hay espacio para la desilusión si no vemos inmediatamente el fruto de nuestro esfuerzo.

En el segundo ejemplo, en cambio, la referencia es la misma semilla de mostaza. En este caso, el Señor hace referencia al mensaje, que en definitiva es Jesús mismo. Cuando una persona deja entrar a Jesucristo en su vida, lo acepta, acepta su mensaje y se deja guiar por su Palabra en todo momento, entonces Jesucristo comienza a crecer. Se convierte entonces en algo tan importante y único para la vida del creyente que todo lo que ocurre a su alrededor encuentra un motivo, una razón o una significación especial en Cristo Jesús.

El Reinado de Dios es Jesús en cada corazón. Es misión nuestra como Iglesia anunciar a los demás a Jesucristo y su mensaje, entonces será cuestión de tiempo para que esa semilla comience a dar fruto. 

El Reinado de Dios es Jesús en cada corazón dando un significado a la vida del creyente y dando frutos de buenas obras.

Nosotros formamos parte del Reinado de Cristo Jesús. Que Dios nos bendiga.


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