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¡Maranathá! ¡Ven, Señor Jesús!



La Iglesia desde siempre ha anunciado que el Señor vendrá por segunda vez. Forma parte de nuestra, de hecho, en el Credo recitamos: “y desde allí (de la derecha del Padre) ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos”.
Y esto es un hecho que anunciamos y pedimos con frecuencia: en el Padrenuestro decimos “venga tu Reino”. En la Santa Misa, en la aclamación después de la Consagración decimos: “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven, Señor Jesús”, o también: “Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas”. Después del rezo del Padrenuestro en la Misa, el sacerdote se dirige a Dios Padre con estas palabras: “Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros dias, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo”.
El tiempo de Adviento es particular: se trata de vivir la primera y la segunda venida del Señor. Es tiempo de preparación para la Navidad esperando la segunda y definitiva venida del Señor. Este domingo escuchamos en el Evangelio escuchamos al Señor anunciar su segunda venida en lenguaje apocalíptico, en los próximos domingos aparecerá la figura de San Juan Bautista, quien anuncia la presencia próxima del Señor, invitando a poner en orden la vida, y el último domingo, la presencia hermosa de María, la Virgen Madre.
En cualquier caso, es una invitación más que nos hace la Iglesia para que pongamos orden en nuestra vida, y dejemos de lado las cosas que puedan distraernos de Cristo: “Estén alerta, para que los vicios, con el libertinaje, la embriaguez y las preocupaciones de esta vida no entorpezcan su mente y aquel día los sorprenda desprevenidos”.
Este tiempo de Adviento es un tiempo para un examen de conciencia: ¿Hay algo que me distrae del seguimiento de Cristo?
Este tiempo de Adviento es un tiempo para que preparemos el Nacimiento de Cristo en el corazón: ¿Algo impide que nazca Jesús en mi corazón?
No dejes que el materialismo y el consumismo te distraigan en estos días.
Que resuenen en tu cabeza y en tu corazón las palabras de Zacarías, el papá de Juan Bautista: “Por la entrañable misericordia de Nuestro Dios, nos visitará el Sol que nace de lo Alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz” (Lc 1, 78 – 79)

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