Ir al contenido principal

¿Por qué rezar por los sacerdotes?

En las lecturas que la Iglesia nos propone para nuestra consideración este domingo, nos presentan la figura de Nuestro Señor como Buen Pastor. Nuestro Señor se sirve de esta figura para hacernos entender que de la misma manera que el pastor tiene cuidado de sus ovejas y las guía a sitios seguros, así lo hace Nuestro Señor con nosotros.

No faltará quien diga que si el Señor es nuestro pastor, entonces los sacerdotes sobramos. Lo que no se considera tal vez es que el mismo Pastor ha querido servirse de hombres para cumplir esa misión. De hecho, escuchamos en la primera lectura cómo San Pedro se dirige a los fieles de Jerusalén y ellos se dirigen a San Pedro y a los demás Apóstoles: “¿Qué tenemos que hacer, hermanos?
Ha sido la voluntad del Señor servirse de hombres a quien llama a dedicarse al servicio de Él y de los fieles. Esta voluntad de Cristo Jesús se llama vocación. Desde siempre, la Iglesia ha pedido a sus fieles oraciones para que no falten a la Iglesia suficientes sacerdotes, para que los que han sido llamados perseveren y sean fieles a lo que el Señor les pide. Esta invitación se ha acentuado en los últimos años, llegando a dedicar este domingo como una jornada especial para que toda la Iglesia pida por las vocaciones.
Con todas las tentaciones que presenta el mundo, son pocos los que se atreven a decir sí al Señor para seguirlo.
Es fácil que los que han sido llamados se cansen, se desilusionen o sientan la tentación de dejar todo de lado.
Es fácil que los que han sido llamados se dejen llevar por su orgullo personal y comiencen a decir o hacer lo que no es voluntad del Buen Pastor.
Los sacerdotes hoy son blancos de críticas de cualquier tipo y se quiere poner en duda su integridad moral. Todo ello puede hacer desanimar a seguir la voz del Señor.
Éstas y otras razones deben mover a todos los cristianos a pedir al Buen Pastor por el aumento, perseverancia y fidelidad de los sacerdotes, religiosos y religiosas. Esto no sólo en este día sino todos los días.
¡Cuánto bien hace a la Iglesia un sacerdote dedicado y fiel! Es cierto que los sacerdotes no siempre son o serán entendidos por todos los fieles, porque no todos conocen bien qué es lo que el Señor y la Iglesia espera de cada uno de sus fieles. Hay fieles que movidos por su orgullo no se dejan guiar. Todas estas cosas hacen que la labor del sacerdote sea difícil.
Pide a Dios por tu párroco, por todos los sacerdotes, por los diáconos, por los seminaristas y por los jóvenes para que sean fieles a las mociones del Buen Pastor y puedan guiar a los fieles a sitios seguros y cuidarlos con el mismo amor de Nuestro Señor.
¡Feliz domingo!

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

“Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc 23, 46)

1) Composición de lugar             El Señor está consciente de que su hora de morir ha llegado. 2) Confianza y abandono La oración de Jesús, en este momento de sufrimiento —« Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu »— es un fuerte grito de confianza extrema y total en Dios. Esta oración expresa la plena consciencia de no haber sido abandonado.

¿Qué nos enseña el pasaje de la resurrección de Lázaro?

1) Lo que esperamos obtener de Dios no siempre es lo mejor para nuestra vida . Más de una vez nos habremos dirigido al Señor pidiéndole algo seguramente importante. Y más de una vez el Señor no nos concedió lo que le pedimos. Sin embargo, no nos debe quedar la menor duda de que lo que ocurrió redundará siempre en nuestro bien, aunque en el momento no lo entendamos o no lo veamos con claridad. Marta y María le mandan a avisar a Jesús que Lázaro está muy mal. Jesús no responde inmediatamente. Finalmente, Lázaro fallece. Cuando Jesús se hace presente, Marta le dice: “Si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano”. Marta esperaba que el Señor sanase a su hermano, pero no imaginó nunca que fue lo mejor que pudo pasar, porque con ello dio una muestra fuerte de su poder y su hermano volvió a la vida. 2) La verdadera vida está en Jesucristo . Hoy el término “vida” está relacionado más con el desorden y el placer. Y eso no es vida. La verdadera vida es la comunión de vida y a

¿Cómo actúa el Espíritu Santo en nosotros y en la Iglesia?

Es una pregunta interesante. No responderla implica el repetir hasta la saciedad que el Espíritu Santo actúa en nosotros y no tener idea de qué estamos hablando. Básicamente, el Espíritu Santo actúa ordinariamente de dos modos. Primero : El Espíritu Santo nos concede la misma vida de Dios. En los sacramentos, nosotros recibimos la gracia santificante. Esto quiere decir que recibimos la condición de hijos de Dios en el bautismo y, mientras tengamos la intensión de vivir según la Voluntad de Dios (eso es vivir en santidad) conservaremos esa amistad con Dios. Si por debilidad, descuido, pereza o maldad perdemos la gracia de Dios, el Espíritu Santo nos concede el perdón por el sacramento de la confesión. El Espíritu Santo hace posible nuestra vinculación con la familia de los hijos de Dios. Segundo : Con sus dones. En la tradición bíblica y en la tradición cristiana católica se identifican siete dones del Espíritu Santo: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, pieda