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El Señor es mi pastor



Con el paso del tiempo y con el paso de una sociedad rural a una sociedad urbana, algunos pasajes de la Sagrada Escritura resultan cada vez más difícil de comprender. Y el caso del salmo 23, que escuchamos en nuestra Santa Misa de hoy, es un vivo ejemplo de ello.
Al no saber cómo actúa una oveja, cómo actúa un rebaño de ovejas y cuál es el trabajo del pastor, resulta difícil de comprender la riqueza y el alcance de este salmo.

Las ovejas son caóticas. Van donde va la mayoría del rebaño, y lo hacen inconscientemente. Pueden ir donde hay peligro o donde encontrarán su propia perdición.
Las ovejas sin pastor se mueven erráticamente para conseguir satisfacer sus propias necesidades (de sed o de hambre). Las ovejas no toman agua agitada, solo de pozo y pueden comer hierbas que le hacen daño.
Las ovejas son muy confiadas. No ven el peligro sino hasta que lo tienen encima. No perciben el peligro. Por eso es que los animales rapaces hacen estragos.

El pastor cuida de las ovejas. Las lleva a los lugares donde hay buen alimento y les procura aguas tranquilas. El pastor usa el cayado (un bastón largo que termina en una horqueta) con el que les pega a las ovejas o las puede agarrar por el cuello cuando se ponen tercas. Lleva también una varita para castigar a las ovejitas díscolas. El pastor guía a las ovejas por sendas seguras y las protege del peligro, especialmente de los rapaces.

Sabiendo esto, al leer nuevamente el salmo, adquiere otro significado:

El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas.
Por ser un Dios fiel a sus promesas, me guía por el sendero recto; así, aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú estás conmigo. Tu vara y tu cayado me dan seguridad.
Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes.
Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida; y viviré en la casa del Señor por años sin término.

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